Tokio.— Horrorizado y entristecido por la noticia de la decapitación del periodista Kenji Goto, aparentemente a manos de extremistas del grupo Estado Islámico, Japón ordenó el domingo reforzar las medidas de seguridad al tiempo que prometió no ceder ante el terrorismo.

El fracaso para salvar a Goto suscitó temores por la vida del piloto de un caza jordano también capturado por los insurgentes radicales. A diferencia de mensajes anteriores, no hubo mención al piloto en la grabación que circuló el sábado en internet y que mostraría a un extremista decapitando a Goto, que simpatizantes del grupo difundieron por redes sociales.

El asesinato de Goto, un periodista independiente centrado en el trabajo con refugiados, niños y otras víctimas de la guerra, conmocionó al país, que a día de hoy no participa directamente en la lucha contra los insurgentes.

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"Me siento indignado por este acto de terrorismo atroz e inmoral", declaró el primer ministro, Shinzo Abe, a la prensa después de que convocara una reunión de emergencia del gabinete.

"Cuando pienso en el dolor de su familia me quedo sin palabras", dijo el funcionario. "Estamos llenos de un profundo pesar".

Ante las amenazas del grupo Estado Islámico, el gobierno ordenó reforzar la seguridad en aeropuertos y las instalaciones japonesas en el exterior, como embajadas y escuelas, dijo el portavoz del gobierno, Yoshihide Suga.

Dijo que sería "inapropiado" hacer declaraciones sobre la situación del piloto jordano Muath al-Kaseasbeh, quien fue capturado en diciembre cuando el avión F-16 que comandaba cayó cerca de la capital de facto del grupo Estado Islámico, que controla un tercio del territorio de Siria y la vecina Irak, donde proclamó un califato.

El portavoz del gobierno Jordano, Mohammed al-Momani, también declinó hacer comentarios sobre el piloto. A principios de semana, Jordania ofreció liberar a un prisionero de al-Qaida a cambio del piloto, pero exigió pruebas de que sigue vivo.

Tras días sin conocer novedades, la familia de al-Kaseasbeh pidió al gobierno información sobre su situación. Pero para la familia y amigos de Goto, su asesinato hizo pedazos cualquier esperanza para su rescate.

"Kenji ha muerto y mi corazón está destrozado. Me deja sin palabras esa muerte trágica", dijo su madre, Junko Ishido, a la prensa.

"Tenía la esperanza de que Kenji pudiese volver a casa", dijo el hermano del periodista, Junichi Goto, en otra entrevista. "Tenía la esperanza de que volvería y daría las gracias a todos por su rescate, pero esos es imposible y estoy amargamente decepcionado".

Según sus amigos y familia, Goto viajó a Siria a finales de octubre para intentar salvar al otro rehén japonés, el aventurero Haruna Yukawa de 42 años, que fue capturado en agosto y fue mostrado muerto en un video publicado antes presuntamente por el grupo Estado Islámico.

"Era bueno y fue valiente", dijo el padre de Yukawa, Shoichi. "Intentó salvar a mi hijo".

"Es absolutamente desgarrador", dijo llorando y temblando. "Gente matando a otra gente — es deplorable. ¿Cómo puede estar sucediendo esto?".

Abe prometió no ceder ante el terrorismo y dijo que Japón seguiría proporcionando ayuda humanitaria a los países que luchan contra los extremistas de Estado Islámico.

Pero el vocero gubernamental Suga dijo que Abe no vincularía la crisis de rehenes a sus esfuerzos por ampliar el papel del ejército de Japón en "legítima defensa colectiva" con Estados Unidos y otros aliados.

La Casa Blanca emitió un comunicado en el que el presidente estadounidense Barack Obama también condenó "el vil asesinato" y alabó el trabajo de Goto diciendo que " de forma valiente, trató de transmitir al exterior la difícil situación del pueblo sirio".

Washington dijo que aunque no confirmaba la autenticidad del video en sí, si había confirmado el asesinato de Goto.

Con respecto a la grabación, el ministro japonés de Defensa, Gen Nakatani, dijo que la agencia policial considera que es "altamente probable que sea cierta".

Distribuido por simpatizantes de los insurgentes en redes sociales, el video llevaba el símbolo de la división de comunicación del grupo Estado Islámico, al-Furqan.

Aunque la Associated Press no pudo verificarlo independientemente de inmediato, la grabación de ajustaba a otras decapitaciones publicadas por el grupo.

Unas cuantas docenas de personas, agrupadas frente a un cortante viento, se reunieron ante la residencia oficial de Abe, en el centro de Tokio, el domingo por la tarde para mostrar su apoyo a los rehenes.

"Me siento muy triste y enfadada. ¿Por qué el gobierno no rescató a Kenji?", dijo Mayuko Tamura, una pediatra de 31 años que acudió con su marido y su bebé de ocho meses.

En un oficial el domingo en la iglesia a la que asistía a veces Goto, los fieles rezaron y recordaron su vida.

"Me siento tan triste como si hubiese muerto mi propio hijo", dijo Atsuko Miyakawa, una ama de casa de 89 años. "Lloré durante todo el día ayer".

El enviado de Japón a Amán para intentar solucionar la crisis de rehenes rechazó comentar los detalles sobre lo que pudo haber salido mal y dijo que estaba esperando órdenes de Tokio.

En un mensaje en internet supuestamente publicado por los extremistas a principios de semana, se amenazaba con matar al piloto militar si la presa de al-Qaida Sajijda al-Rishawi no quedaba en libertad antes del atardecer del jueves. El plazo expiró dejando a las familias del piloto y el periodista esperando con agonía.

Según informaciones, Jordania y Japón mantuvieron negociaciones indirecta con los insurgentes radicales a través de líderes tribales iraquíes, pero a última hora del viernes el viceministro nipón de Exteriores informó de un estancamiento en esos esfuerzos.

El drama en torno a la crisis de rehenes comenzó la semana pasada cuando los extremistas amenazaron con matar a Goto y Yukawa en 72 horas a menos que Japón pagase un rescate de 200 millones de dólares.

Más tarde, pidieron un intercambio de rehenes para obtener la liberación de al-Rishawi, que se enfrenta a una pena de muerte por ahorcamiento por su participación en un triple atentado contra un hotel de Amán en 2005. Sesenta personas murieron a consecuencia del ataque terrorista, el peor en la historia de Jordania.