Era la primera vez que Vera Mol saltaría en bungee. Con 17 años, viajó desde los Países Bajos hasta la costa norte de España, donde, entre otras cosas, decidió aventurarse en el adrenalínico salto junto a un grupo de amigos. 

En agosto de 2015, Mol se encontraba en las afueras del municipio Cabezón de la Sal, en Cantabria, con su arnés listo para saltar desde un puente de 40 metros de altura. Fue la última del grupo en atreverse. 

Cerca de las 8:30 p.m., con ella expectante y de pie, el instructor le dio una orden: “No jump, it’s importat, no jump” (no saltar, es importante, no saltar). Pero la joven al parecer, entendió “now jump” (ahora salta), y haciendo caso, se precipitó hacia su muerte sin saber que el arnés que llevaba puesto aún no había sido asegurado. 

Casi dos años han pasado de ese fatídico episodio, y este mes, el 7 de junio, una corte de apelaciones de Cantabria confirmó el fallo que señala que el instructor de Aqua21 Aventura –encargada del salto- podría enfrentar cargos criminales, incluyendo homicidio accidental.

Mientras la empresa aludida dijo el año pasado que la responsabilidad del accidente fue de Mol por saltar antes de tiempo, el fallo de la corte culpa al instructor y su precario inglés, al expresarse con la joven con un lenguaje poco claro en “algo tan inseguro como saltar al vacío desde un punto elevado”: debió ordenar “don’t jump” (no saltes), en vez de “no jump”. 

En el fallo también se agrega que el propio encargado de preparar el salto de Mol confesó que maneja solo un nivel básico de inglés, informó The New York Times

No solo eso. La información de la corte, dada a conocer recientemente, también responsabiliza a la empresa por no contar con el permiso de los padres de Mol para realizar el salto, tomando en cuenta de que la holandesa aún era menor de edad.