Nairobi.- La policía de Kenia sigue estrechando el cerco sobre los autores intelectuales de la masacre que el jueves se cobró la vida de 148 personas en la Universidad de Garissa y anunció la detención de tres sospechosos cuando intentaban huir a Somalia, informaron hoy medios locales.

Los tres detenidos, a los que habría que sumar otros dos que fueron capturados con anterioridad, tendrían relación con el presunto cerebro del ataque, Mohamed Kuno, un ciudadano natural de Garissa que ha sido vinculado con otras matanzas reivindicadas por el grupo islamista Al Shabab.

Hasta ahora no ha trascendido ningún detalles sobre el nombre o la nacionalidad de los detenidos, aunque las fuerzas de seguridad confían en que su detención aportará información crucial para capturar a Kuno.

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Según el Gobierno, Kuno está en paradero desconocido desde que el pasado diciembre los servicios de inteligencia lo señalaran como cerebro de los dos ataques que causaron 58 muertos en Mandera, otra ciudad del noreste de Kenia que bordea Somalia.

Los investigadores del caso creen que Kuno abandonó su escondite en Somalia para vengar la muerte del jeque Mohamed Ali Kheir, un amigo suyo que apareció muerto en extrañas circunstancias después de ser secuestrado en Garissa a finales de diciembre del año pasado.

La conmoción y el dolor todavía se podían sentir hoy en la ciudad, que dos días después del ataque sigue paralizada y cuyos habitantes siguen consternados por la matanza en la universidad.

"La gente tiene miedo a salir a la calle y por culpa del toque de queda (desde las 18.30 a las 6.30 hora local) ni siquiera pueden ir a la mezquita a rezar, por lo que los ánimos están por los suelos y costará mucho recuperarse", explicó a Efe Mohamed Khalif, un respetado miembro del consejo de ancianos de la ciudad.

A mediodía más de 600 estudiantes que sobrevivieron al ataque y que han permanecido en una base militar cercana partieron hacia sus lugares de origen en autobuses fletados por el Gobierno, con miradas tristes y muchas ganas de marcharse.

Al Shabab "está desesperado por dividir a las comunidades, pero han fracasado porque estamos más unidos que nunca y los kenianos no se han dejado engañar", declaró a los medios el comisionado del distrito, Njenga Miiri, después de presenciar la marcha de los estudiantes.

Al Shabab volvió a amenazar a las autoridades kenianas con más masacres si el Gobierno no retira a todas las tropas que tiene desplegadas en Somalia dentro de la misión de la Unión Africana (Amisom).

"Nuestros muyahidines habían advertido a Kenia que retirara sus tropas de Somalia y dejara de marginar a los musulmanes que viven en Kenia, pero el Gobierno decidió no escucharnos y han pagado el precio por ello", dijo el portavoz de Al Shabab, Ali Rage.

En un comunicado publicado de forma paralela, el grupo islamista acusó al Ejército de matar a civiles de manera indiscriminada y de violar mujeres en la región somalí de Jubaland, ocupada por Amisom, y señaló a la población keniana como responsables indirectos de lo ocurrido por haber votado al Gobierno.

"Nuestro mensaje no será escrito con palabras, sino con la sangre de vuestra gente. Cavad sus tumbas y preparad sus ataúdes desde ahora mismo", señaló el comunicado.

En los dos últimos años Al Shabab ha perpetrado numerosas masacres en territorio keniano, entre las que destacan las del centro comercial Westgate de Nairobi (2013), las de Mpeketoni, Gamba y Mandera (2014) y la más reciente en Garissa (2015), que han causado más de 350 muertos en total.

En 2011 el Ejército de Kenia invadió el sur de Somalia como respuesta a varios secuestros de turistas y extranjeros que el grupo islamista había llevado a cabo en el noreste del país, una acción que Al Shabab consideró como una declaración de guerra.