Santiago de Chile. La Policía chilena se afanaba hoy en encontrar pistas que permitan dar con los delincuentes que huyeron con unos 6,000 millones de pesos (10.5 millones de dólares) tras asaltar un camión de valores en la zona de carga del aeropuerto internacional de Santiago.

Aunque en un comienzo se habló de un botín de entre 4,000 y 6,000 millones de pesos (entre 7 y 10.5 millones de dólares), fuentes de Carabineros (Policía militarizada) confirmaron esta última cifra a la edición electrónica del diario La Tercera.

El análisis de las imágenes captadas por las cámaras de la terminal aérea, los testimonios de los guardias y empleados que fueron intimidados por los asaltantes y el análisis de los dos vehículos en que escaparon, aunque uno de ellos fue aparentemente incendiado, forman parte de las pesquisas.

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Así lo señaló a los periodistas el fiscal a cargo de la investigación, Luis Pablo Cortés, quien señaló que cuando tenga unos informes que pidió a la Policía y a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), tendrá clara "la dinámica exacta" del asalto.

También se revisan los protocolos de seguridad, tanto del aeropuerto como de la empresa afectada, precisó.

Adelantó, en todo caso, que por la forma en que se desarrolló el atraco se puede deducir que los antisociales manejaban información respecto del recinto y de la millonaria carga de dinero, que debía ser embarcada en un avión rumbo al norte de Chile.

La acción "denota un grado de planificación que inevitablemente hace pensar en el manejo de información previa", señaló el fiscal.

Según precisó una fuente de la investigación, al menos uno de los ocho delincuentes que participaron en el asalto tenía un detallado conocimiento del recinto, lo que les permitió burlar la seguridad y llegar prácticamente a la losa de aparcamiento de los aviones.

El atraco se produjo a las 5:50 de la mañana, hora local, algunos minutos después de la llegada al recinto de un camión de la empresa Brinks con la carga de dinero, cuyos encargados, por el reglamento del aeropuerto, no podían portar armas en el interior del recinto.

Algunos asaltantes llegaron caracterizados como trabajadores del aeropuerto, con identificaciones falsas, antes de la llegada del camión y cuando entraron los demás, todos se pusieron gorros pasamontañas y esgrimieron armas de fuego, incluido un fusil de asalto, según los testigos.

Según las fuentes, se investiga también la posible connivencia entre los asaltantes y algún guardia de Brinks o empleado del aeropuerto para facilitar a los primeros credenciales falsificadas que les posibilitaron la entrada.