Éxitos indiscutibles y fracasos con consecuencias dramáticas jalonan la historia de la ONU, que este mes conmemora el 70 aniversario de la firma de su Carta fundacional frustrada por conflictos como los de Siria y con grandes esperanzas puestas en la lucha contra la pobreza y el cambio climático.

Creada en un planeta recién salido de la Segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas han conseguido el que entonces era su objetivo número uno: evitar una nueva contienda de ese calibre.

Sin embargo, decenas de conflictos han seguido sacudiendo al mundo y, muchos de ellos, han dejado patente la incapacidad de la ONU para encontrar soluciones y proteger a los civiles.

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Primero limitada por la Guerra Fría, la organización fue incapaz de actuar ante guerras como la de Vietnam, genocidios como el del Jemer Rojo en Camboya o para solucionar el conflicto de Oriente Medio.

Tras la caída del Muro de Berlín, la ONU multiplicó sus operaciones de paz, pero en varias ocasiones fracasó estrepitosamente en su intento de proteger a la población de los horrores de la guerra.

Entre esas manchas destacan, entre otras, la matanza de Srebrenica en 1995, en la que miles de musulmanes fueron asesinados ante la inoperancia de los "cascos azules" desplegados en Bosnia, y el genocidio ruandés, en el que 800.000 personas fueron masacradas mientras la ONU, en lugar de intervenir, retiraba sus fuerzas del país.

"En el espacio de una generación, la vergüenza aún no se ha borrado", admitía en 2014, veinte años después, el secretario general, Ban Ki-moon, sobre ese episodio.

Más recientemente, conflictos como los de Sri Lanka, Somalia o Darfur, con miles de muertos, o la incapacidad para impedir la invasión de Irak, entre otros, han puesto sobre la mesa los problemas de la ONU a la hora de responder antes crisis y las limitaciones de su estructura.

Actualmente, la guerra en Siria, donde la división en el Consejo de Seguridad ha impedido actuar, simboliza mejor que ninguna otra cosa la impotencia de la organización.

Frente a ese historial negativo, las Naciones Unidas pueden poner sobre la mesa toda una batería de éxitos en el mantenimiento de la paz: más de un centenar de acuerdos para resolver conflictos, diálogo para evitar otros y exitosas operaciones en países como el Líbano, Mozambique o Chipre.

También se considera positivo el balance de la no proliferación nuclear, pues pese a que el número de países con capacidad atómica no se ha reducido, a través de la ONU se ha limitado su propagación y su uso.

Pero los éxitos más indiscutibles de la ONU están en otras áreas como el desarrollo humano, al que la organización ha dedicado miles de millones de dólares con algunos resultados espectaculares en las últimas décadas.

Por ejemplo: entre 1990 y 2010, el mundo redujo a la mitad el número de personas que viven en la extrema pobreza, cumpliendo con cinco años de adelanto el primero de los Objetivos del Milenio pactados por la ONU en el año 2000.

El hambre en el mundo y la mortalidad infantil también se han recortado de manera sustancial, mientras que el acceso a la educación y al agua no ha dejado de crecer.

Las Naciones Unidas también han combatido con éxito enfermedades como la malaria, el sida o, en los últimos meses, el ébola, al tiempo que la organización ha impulsado los derechos de la mujer y la salud reproductiva.

Y, precisamente en el año de su 70 aniversario, la organización espera demostrar que sigue en buena forma y sacar adelante dos grandes acuerdos que considera claves para el futuro del mundo: un nuevo pacto global en favor del desarrollo y un compromiso vinculante para frenar el cambio climático.