Desde que la semana pasada el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo resolviera que al pequeño Charlie Gard se le debía permitir morir con dignidad, su caso ha traspasado las fronteras británicas y ha hecho que diferentes líderes mundiales se pronuncien sobre él.

Es así como ayer el presidente Donald Trump ocupó su cuenta de Twitter para manifestar su apoyo, y ofrecer su ayuda a Chris y Connie Gard, los padres del niño de 10 meses afectado con una rara condición genética que, según los médicos que lo atienden, es incurable.

"Si podemos ayudar al pequeño Charlie Gard, conforme a nuestros amigos del Reino Unido y el Papa, estaremos encantados de hacerlo", escribió el mandatario.

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Días antes, el papa Francisco también se había volcado a Twitter para entregar este mensaje: "Defender la vida humana, sobre todo cuando está herida por una enfermedad, es un deber de amor que Dios nos encomienda a todos".

Según los medios británicos, las palabras de ambos líderes mundiales ejercen presión sobre el gobierno británico, en especial sobre la primera ministra Theresa May, para que haga una intervención "moral", y permita que Chris y Connie lleven a Charlie a Estados Unidos, para ser sometido a un tratamiento pionero.

En este sentido, otras figuras también han instando a que May se pronuncie sobre el caso. "Si Estados Unidos puede salvar al precioso Charlie Gard, entonces envíenlo para acá", escribió la cantante estadounidense Cher.

Por su parte, Charlie's Army (El Ejército de Charlie) también se ha propuesto que Theresa May se involucre y es por esto que pidieron a sus seguidores que graben vídeos diciendo "por favor, primera ministra, entre y salve a Charlie Gard", y los publiquen en las redes sociales.

El Papa ofrece el hospital del Vaticano

"Le pedí al director del salud que verifique con el hospital Great Ormond Street si hay condiciones sanitarias para una eventual transferencia de Charlie a nuestro hospital. Sabemos que el caso es desesperado", tuiteó Mariella Enoc, presidenta del recinto.

El pequeño de 10 meses padece de una condición llamada Síndrome de Agotamiento Mitocondrial, que hace que sus órganos y músculos se debiliten progresivamente. Los médicos que lo atienden aseguran que el niño está sufriendo y que debe ser desconectado de las máquinas que lo mantienen con vida.

Sin embargo, sus padres quieren llevarlo a Estados Unidos, donde un médico les ofreció un tratamiento pionero en el que tienen puestas sus esperanzas.

Los medios británicos no han informado si el hospital ya estableció una nueva fecha para la desconexión del niño y aún se desconoce si la creciente presión internacional sobre el caso, tendrá algún efecto.