Más de 65 países firmaron un histórico acuerdo que regulará la multimillonaria industria del comercio mundial de armas, y Estados Unidos anunció el lunes que se adherirá pronto, dando un fuerte inicio a la primera campaña internacional importante para detener el intercambio ilícito que aviva conflictos y el extremismo.

El anuncio hecho por el secretario de Estado John Kerry acerca de que Estados Unidos —el mayor vendedor de armas— firmará es crucial, pero la fuerza definitiva del pacto radica en el apoyo de todos los grandes importadores y exportadores de armas.

Aunque el tratado fue aprobado con amplio apoyo el 2 de abril en la Asamblea General de la ONU, exportadores clave como Rusia y China e importadores como India, Arabia Saudí, Indonesia y Egipto no han dado señales de que lo firmarán.

Las firmas son el primer paso para la ratificación, y el tratado entrará en vigor sólo después que sea ratificado por 50 países.

Erkki Tuomioja, ministro del Exterior de Finlandia —uno de los países que respalda el tratado_, previó que habrá 50 ratificaciones "en poco más de un año, pero la prueba real es, desde luego, conseguir que aquellos que todavía tienen dudas o no lo han considerado, lo firmen y ratifiquen".

El tratado requerirá que los países que lo ratifiquen establezcan normas nacionales para controlar la transferencia de armas y componentes convencionales, y que regulen a los intermediarios, pero no controlará el uso interno de las armas en ningún país. El acuerdo prohíbe la transferencia de armas convencionales si éstas violan los embargos de armas o si promueven actos de genocidio o crímenes contra la humanidad, y si pueden ser utilizadas en ataques contra civiles o contra instalaciones civiles como escuelas y hospitales.

Todavía está por verse el impacto que tendrá el tratado para controlar el comercio mundial de armas estimado entre 60,000 y 85,000 millones de dólares. Mucho dependerá de qué países lo ratifiquen y qué tan estrictamente se implemente una vez que entre en vigor.

En el primer día de firma, 67 países rubricaron el tratado, un tercio de los 193 Estados que integran la ONU, algo que la jefa de desarme de la ONU Angela Kane describió como "impresionante".

Los siete patrocinadores del tratado —Argentina, Australia, Costa Rica, Finlandia, Japón, Kenia y Reino Unido— emitieron un comunicado conjunto en el que decían que estaban "animados" de que en el primer día de firma tantos países lo hicieran.

"Es vital que el tratado entre en vigor tan pronto como sea posible y sea implementado efectivamente", dijeron.