Gaza.- El enfrentamiento político y militar entre palestinos e israelíes se ha agudizado en 2012, de forma que se han reducido las oportunidades de alcanzar una paz que ponga fin al histórico conflicto en Oriente Medio.

El año que acaba no ha logrado romper la dinámica en el estancado proceso de paz, mientras Israel continúa sus planes de construcción de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén, que los palestinos consideran un verdadero obstáculo a la solución de dos estados.

Mientras la comunidad internacional no ha logrado persuadir a Israel de que suspenda su expansión colonial a fin de dar un nuevo impulso a la negociación, los palestinos lograron no obstante, una victoria en el terreno diplomático cuando la ONU elevó el rango de su representación al de estado observador de la organización.

El 29 de noviembre, 138 estados miembros de la ONU apoyaron la solicitud palestina, medida que contó con la oposición de 9 países, entre ellos Israel y EEUU, y la abstención de 41 estados.

Los palestinos afirman que el nuevo estatus se basa en el principio de una solución de dos estados en base a las fronteras previas a la guerra de 1967, situación que permitirá a Palestina adherirse a 16 organizaciones de la ONU, incluido el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.

Para George Jackman, presidente de la Asociación Palestina para Estudios Demográficos, el nuevo estatus en la ONU "mejora la posición de los palestinos que pasan de la parálisis a la confrontación política y diplomática, y supone un espaldarazo a su estado".

"El amplio apoyo internacional que los palestinos lograron cosechar animará al liderazgo palestino a presionar a la comunidad internacional para que se implique seriamente en la reanudación del proceso de paz en Oriente Medio", afirma Jackman.

Pese a las quejas de que no reciben suficiente apoyo político y financiero del mundo árabe frente a Israel, que decidió imponer sanciones punitivas tras la votación en la ONU, los palestinos han regresado a la palestra del mundo árabe e islámico tras su hazaña diplomática, devolviendo su problema a la agenda internacional por primera vez desde el comienzo de la Primavera rabe.

Entretanto, Israel se dirige a las urnas el 22 de enero, y las encuestas predicen que de ellas saldrá otra vez un ejecutivo derechista liderado por el primer ministro Benjamín Netanyahu.

Samir Awad, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Bir Zeit, en Cisjordania, afirma que los palestinos no cuentan con los resultados de los comicios legislativos en Israel, que "no tiene interés en alcanzar una solución verdadera y global en la región".

"Después de 2012 creo que los palestinos tenemos más recursos que los que antes, y Europa y EEUU entienden que deben actuar de inmediato para rescatar el proceso de paz porque el actual vacío político llevará a una violencia ilimitada", vaticinó.

Dos semanas antes del éxito en la ONU, Israel lanzó la operación "Pilar Defensivo" en Gaza, que se inició con el asesinato de Ahmed Yabari, jefe del brazo armado del movimiento islamista Hamás, que gobierna la franja.

La ofensiva comenzó el 14 de noviembre y se prolongó ocho días durante los cuales Israel lanzó 1.500 ataques aéreos y Hamás disparó un número similar de cohetes contra territorio israelí, que dejaron un balance de 180 palestinos muertos y seis israelíes.

Ambas partes se atribuyeron el éxito respectivo del conflicto bélico que tocó a su fin gracias a un acuerdo gestionado por Egipto.

De acuerdo a Mejemer Abu Seda, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Al-Zahra, de Gaza, la ofensiva ayudó a reforzar a Hamás y la convirtió en la facción palestina más poderosa en encabezar la resistencia.

"El desempeño de Hamás en la guerra con Israel le valió importantes apoyos de palestinos, árabes e islámicos en el mundo", subraya en alusión a las numerosas delegaciones que visitaron la franja tras la guerra.

El cese del fuego dio paso también a la visita histórica del dirigente de Hamás, Jaled Meshal, a Gaza, con motivo del 25 aniversario de la fundación del grupo.

Frente a decenas de miles de seguidores abogó por no reconocer nunca a Israel y seguir la lucha armada como única vía para recuperar los derechos nacionales palestinos.

Hamás si apuesta por el contrario por una reconciliación nacional con el movimiento nacionalista Al Fatah, una posibilidad que el analista político del Centro Badil de Investigaciones, Hani al-Masri, ve aún lejana.

"Creo que los esfuerzos para acabar con la actual división fracasarán porque no se basan en una visión estratégica capaz de hacer frente a los actuales retos políticos", sostuvo.