LONDRES — Alfie Evans, el niño británico enfermo terminal cuyos padres lograron el respaldo del papa Francisco durante la larga batalla legal por su tratamiento, falleció en la madrugada del sábado. Tenía 23 meses.

Kate James y Tom Evans anunciaron el deceso de su hijo en redes sociales diciendo que estaban “desconsolados”. La muerte de Alfie, que tenía una rara enfermedad neurológica degenerativa que lo dejó en un “estado semivegetativo” sin apenas función cerebral, se produjo cinco días después de que los médicos le retiraron el soporte vital.

Los médicos que atendían al niño en la ciudad inglesa de Liverpool dijeron que era inútil seguir tratándolo porque su condición era irreversible y señalaron que debía permitírsele morir. Pero sus padres lucharon durante meses para intentar convencer a los jueces de que les permitiesen trasladarlo al hospital infantil del Vaticano, donde podría mantenerse con vida gracias a las máquinas. Su campaña logró el respaldo del papa y de grupos cristianos, que hicieron que el caso ganara relevancia a nivel internacional.

El hospital retiró el soporte vital a Alfie el lunes tras una serie de fallos judiciales que respaldaron la opinión de los doctores.

"Mi gladiador dejó su escudo y consiguió sus alas a las 02:30", escribió Evans, de 21 años, en una publicación en Facebook acompañada por un corazón roto y emoticonos llorando.

El deceso llegó tras la disminución de las tensiones entre la familia y el hospital. Evans se había comprometido a trabajar con los médicos para dar “dignidad y comodidad” a su hijo, mientras pedía una tregua en el polémico caso.

"Nuestras vidas se han trastocado por la intensa concentración en Alfie y en su situación”, dijo Evans el jueves a las puertas del hospital infantil Alder Hey de Liverpool, que trató a su hijo durante más de un año.

Dio las gracias al personal del centro “por su dignidad y profesionalidad durante lo que debe haber sido un momento increíblemente difícil también para ellos”.

Su tono fue absolutamente distinto al que empleó una semana antes cuando dijo que los médicos estaban equivocados sobre el pronóstico del niño y amenazó con reanudar el proceso judicial.

Según la ley británica, puede solicitarse la intervención de los tribunales cuando los padres y los médicos no están de acuerdo en el tratamiento a un menor. En estos casos, prima el derecho del niño sobre el que tienen los padres para decidir qué es mejor para sus hijos.

"Todos nosotros lo sentimos mucho por Alfie, Kate, Tom y toda su familia, y nuestros pensamientos están con ellos”, dijo el hospital en un comunicado. "Este ha sido un momento devastados para ellos y pedimos que se respete su privacidad y la del personal del Alder Hey".

El caso de Alfie recibió mucha atención fuera de Gran Bretaña, especialmente en países católicos. El papa Francisco, que se reunió con Evans, pidió que se escuchasen los deseos de los padres, apuntando que solo Dios puede decidir quién muere. El gobierno italiano concedió incluso la nacionalidad a Alfie y ofreció un avión militar para trasladarlo a Roma si los jueces lo permitían.