Una de las supervivientes del incendio en la discoteca brasileña Kiss, que dejó al menos 233 muertos y 106 heridos, en su mayoría jóvenes, relató a periodistas que el fuego se originó por las chispas de “un artefacto” que llevaba el cantante que actuaba en ese momento y que se prendieron en el techo.

El artista tenía en la mano una artefacto que despedía chispas. “Ahí, no sé si levantó la mano o cómo fue”, pero estas “llegaron al techo, que estaba cubierto de una espuma aislante. Ahí comenzó muy rápido el fuego”, dijo Taynne Vendruscolo, de 25 años, a la Radio Estado.

Según la joven, cuando el cantante terminó, el techo encima del escenario estaba cubierto de llamas.

“Al principio, creíamos que se apagaría con algún extintor y seguiría la fiesta”, pero lo que siguieron fueron interminables minutos de pánico, en los que centenares de personas trataban de llegar a la calle para huir de las llamas que devoraban la discoteca.

Vendruscolo, que estaba en un área VIP de la discoteca cercana a la salida y por eso puso salir rápido, contó que bomberos, policías y ambulancias “llegaron muy rápido” y los primeros comenzaron a romper ventanas y puertas para ayudar a la gente.

La dificultad en la evacuación causó la muerte por asfixia de la mayoría de las víctimas, cuyos cuerpos fueron hallados amontonados cerca de la puerta del establecimiento y en los baños.

Uno de los integrantes de la banda que se presentaba en el escenario está entre las víctimás fatales.

Se trata de Danilo Jaques, acordeonista de la banda Gurizada Fandangueira, quien no alcanzó a escapar, según su compañero, el baterista Eliel de Lima.

Jaques fue el único integrante del conjunto que pereció.

En referencia a las informaciones que apuntan que la discoteca sobrepasaba su capacidad, consideró que, aunque el lugar estaba lleno, no había exceso de personas en su interior en el momento de la tragedia.

Distintos relatos apuntan a que en la discoteca, en la ciudad brasileña de Santa María, estaban reunidas entre 1,000 y 2,000 personas cuando comenzó el fuego en la madrugada de ayer.

Por su parte, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, canceló su agenda de ayer en Santiago de Chile, en donde participaba en la Cumbre Celac-Unión Europea, para viajar a la ciudad de Santa María.

“Quien necesita de mí en este momento es el pueblo brasileño. Les pedí a todos los ministros ayudar en todo lo que puedan y trasladarse allá, y yo también estaré allá”, aseguró Rousseff en declaraciones que concedió a medios brasileños en Santiago.

La mandataria, que no ocultó sus lágrimas por la tragedia, aseguró que ofrecerá todos los recursos necesarios a disposición de la población de Santa María.