BARCELONA, España. Cientos de miles de separatistas catalanes tomaron el martes una arteria principal de Barcelona en la primera de una serie de movilizaciones masivas para exigir su independencia de España y la liberación de varios secesionistas de alto perfil actualmente en la cárcel. 

Con el lema oficial "Hagamos la República Catalana" impreso en camisetas rosas y carteles, los manifestantes guardaron un momento de silencio a las 5:14 p.m., que en un reloj de 24 horas son las 1714, es decir, el año en que Barcelona cayó en la Guerra de Sucesión española. 

A continuación se escucharon gritos de "independencia" y "libertad", que recorrieron un tramo de seis kilómetros de la avenida Diagonal de la ciudad. En un gigantesco muro simbólico, los manifestantes derribaron la imagen de un rey de picas, en un aparente rechazo a la monarquía española. 

La policía local de Barcelona estimó que participaron alrededor de un millón de manifestantes. Los organizadores de base dijeron que 470.000 personas se habían inscrito en línea para la marcha, pero se esperaba que se unieran muchos más. 

Lourdes Casajus, de 57 años, vino desde su natal Vic, una ciudad del corazón de Cataluña, para unirse al mitin separatista en Barcelona. Dijo que ella y otros partidarios de la secesión acudieron a la ciudad para exigir una vez más "la libertad de Cataluña". 

En los últimos años, la tradicional marcha del 11 de septiembre, que marca la "Diada" _cuando la capital catalana cayó ante las fuerzas españolas en 1714_ ha atraído a cientos de miles de partidarios de la secesión. 

La marcha ocurre casi un año después de que un prohibido referéndum sobre la secesión, celebrado por las autoridades catalanas, condujera a una declaración ilegal de independencia que no recibió ningún reconocimiento internacional. 

Los líderes y activistas separatistas catalanes que la impulsaron, desafiando la protección constitucional de la integridad territorial de España, están a la espera de ser juzgados en prisión o han huido del país. 

El presidente catalán, Quim Torra, que llegó al poder después de que los secesionistas ganaran unas elecciones regionales, dijo el martes que su enfoque inmediato será ejercer presión sobre los tribunales antes de los juicios de los líderes encarcelados del movimiento separatista. 

El objetivo de Torra es promover manifestaciones públicas masivas el 1 de octubre, el aniversario del referéndum que se topó con represión policial, una fallida declaración de independencia el pasado 27 de octubre y el inminente inicio de los juicios. 

Torra dijo que en las próximas semanas su gobierno denunciará la situación de los separatistas encarcelados y advirtió que si no son absueltos, su gobierno y el Parlamento catalán tomarán las medidas "necesarias". 

Torra dijo que no llegaría al extremo de abrir las celdas para que salgan los secesionistas, que se encuentran en las cárceles catalanas de su administración. 

Algunos dentro del movimiento secesionista quieren que el gobierno de Torra intente de nuevo romper unilateralmente y de inmediato con España. 

Torra se ha reunido con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y está planeando una segunda reunión, en lo que se considera un deshielo de las relaciones entre Madrid y Barcelona. 

El presidente catalán quiere que el nuevo gobierno nacional de centroizquierda acepte un referéndum de independencia vinculante, pero se espera que Sánchez solo ofrezca una votación sobre el aumento del ya considerable grado de autogobierno de Cataluña. 

Las encuestas y los resultados de las elecciones oficiales indican que aproximadamente la mitad de los 7,5 millones de habitantes de Cataluña están en contra de romper los lazos centenarios con el resto de España. Los catalanes tienen familias en otras partes de España, comparten sus tradiciones culturales y hablan español junto con el catalán. 

Aquellos catalanes que se oponen a la secesión denuncian lo que consideran la monopolización del Día de Cataluña, por parte de los separatistas. En los últimos años, grupos separatistas de base han organizado mítines masivos, incluyendo autobuses fletados para llevar a la gente a Barcelona desde pequeñas ciudades.