"Hemos decidido y acordado (...), que enviaremos una delegación con miembros de las comisiones de Defensa, Interior y Medio Ambiente para investigar a fondo el reciente bombardeo en Nangarhar por parte de EE.UU", informó hoy a Efe el secretario de la Cámara Baja del Parlamento de Afganistán, Abdul Qader Zazai.

La delegación parlamentaria, que estará acompañada por un equipo técnico, estudiará los daños que el impacto de la bomba GBU43 ha provocado en la zona, en particular en el medio ambiente, y las pérdidas materiales para los residentes en el área, e incluso analizará la posibilidad de que el proyectil tuviera cualquier componente nuclear, indicó.

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Pese a que la "madre de todas las bombas" no dejó víctimas civiles, según han reiterado las autoridades afganas, el ataque ha suscitado las críticas de algunos sectores sociales y de sus líderes, como el expresidente de Afganistán Hamid Karzai.

Además de acabar con la vida de más de 95 yihadistas, el proyectil, de 10 toneladas, destruyó una base estratégica utilizada por el EI y compuesta por túneles construidos durante la época de la invasión soviética de Afganistán (1979-1989).

El bombardeo se produjo después de que el Gobierno afgano afirmara que el número de insurgentes del EI en el país es inferior a 400 y que el año pasado abatió a unos 2,500 miembros del grupo, lo que redujo su presencia a solo dos de las 34 provincias afganas.