Tokio.- La fecha límite para pagar un rescate para los dos rehenes japoneses del grupo Estado Islámico amenazados de muerte se aproximaba el viernes, sin signos de progresos para conseguir su liberación.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, reunió a su Consejo de Seguridad Nacional para plantear cómo gestionar el plazo límite, mientras la madre de uno de los cautivos imploraba que se rescatara a su hijo.

No estaba claro en qué punto estaban los intentos de liberar a los dos hombres, con apenas unas horas restantes del plazo de 72 horas mencionado en un video recibido el martes por el gobierno nipón.

Mientras se agotaba el tiempo, Junko Ishido, la madre del periodista de 47 años Kenji Goto, pidió entre lágrimas por su hijo.

"El tiempo se acaba. Por favor, gobierno de Japón, salven la vida de mi hijo", dijo Junko Ishido, que se describió como educadora.

"Mi hijo no es un enemigo de Estado Islámico", dijo en una comparecencia entre lágrimas en Tokio.

Ishido dijo haberse sentido perpleja y molesta al saber por su nuera que Goto se había marchado en octubre, apenas dos semanas después de que naciera el hijo de ambos, para ir a Siria e intentar rescatar al otro rehén, Haruna Yukawa, de 42 años.

"Mi hijo sintió que debía hacer todo lo que estuviera en su mano para rescatar a un amigo y conocido", dijo.

En un gesto propio de la cultura nipona, Ishido se disculpó varias veces por "todos los problemas que causó mi hijo".

La cadena nacional NHK anunció el viernes por la mañana que había recibido un mensaje de la rama de "relaciones públicas" de Estado Islámico anunciando la próxima divulgación de un comunicado.

Tokio carece de fuertes conexiones diplomáticas en Oriente Medio, y Japón ha luchado por dar con la forma de liberar a los dos hombres, un periodista y un aventurero fascinado por la guerra. Dos japoneses que dijeron haber tenido contacto con un líder del grupo Estado Islámico se ofrecieron el jueves a intentar negociar, pero no estaba claro cómo había recibido la idea el gobierno japonés.

Ishido dijo no haber tenido ningún contacto con el gobierno.

En el video, los milicianos amenazaban con matar a los prisioneros a menos que recibieran 200 millones de dólares en 72 horas.

El portavoz del gobierno Yoshihide Suga reiteró el viernes que Japón estaba acudiendo a todos los canales posibles para localizar a las personas que retenían a sus ciudadanos, y que la política e prestar ayuda humanitaria a los desplazados por conflictos en Oriente Medio permanecía inalterada.

"Estamos haciendo todo lo que podemos para coordinarnos con actores relacionados, incluyendo a través de jefes tribales", indicó Suga.

El portavoz confirmó el jueves que el gobierno había confirmado la identidad de los dos rehenes, pese a las obvias discrepancias en las sombras y otros detalles en el video de petición de rescate que apuntaban a una posible alteración de las imágenes.

Las autoridades japonesas no han dejado claro si están considerando pagar un rescate, pero dijeron que salvar las vidas de los prisioneros era su máxima prioridad.

Japón se ha sumado a otros países industrializados del Grupo de los Siete al oponerse al pago de rescates. También las autoridades británicas y estadounidenses recomendaron no hacer esos pagos.

El ejército japonés opera solo en casos de autodefensa y en su territorio, de modo que cualquier intento de rescate requeriría un aliado como Estados Unidos.