El día anterior al fatal colapso de un edificio de fábricas de ropa en Bangladesh, la Policía ordenó a los administradores que evacuaran el inmueble debido a la aparición de grietas profundas y visibles en los muros, pero las empresas desobedecieron y mantuvieron a más de 2.000 personas trabajando, dijeron funcionarios el jueves.

Una amplia sección del edificio de ocho pisos se vino abajo el miércoles y más de 230 personas murieron cuando la construcción de ocho pisos se desplomó.

El desastre ocurrido en Savar, un suburbio de Daca, es el peor ocurrido en la poderosa y floreciente industria de la confección; sucedió menos de cinco meses después de que un incendio mató a 112 personas en una fábrica de ropa, lo que subraya las pésimas condiciones de inseguridad que enfrentan los trabajadores de la industria de la confección en Bangladesh y que produce prendas de marca que se venden en todo el mundo.

Algunas de las empresas alojadas en el edificio que colapsó dijeron que entre sus clientes están minoristas gigantes, como la cadena Wal-Mart.

Cientos de rescatistas, algunos arrastrándose entre los escombros en busca de sobrevivientes y cadáveres, trabajaron toda la noche y hasta el jueves entre sollozos de personas atrapadas y lamentos de familiares de trabajadores que se reunieron frente al edificio, el cual albergaba varias empresas de ropa y un puñado de otro tipo.

Un camarógrafo de The Associated Press que ingresó con socorristas entre las ruinas conversó por un momento con un trabajador que estaba atrapado en la oscuridad, boca abajo, entre losas de concreto y dos cadáveres. Mohammad Altab suplicaba que lo ayudaran pero nadie ahí podía liberarlo.

"Sálvanos hermano. Te lo ruego hermano, quiero vivir", gemía Altab. "Me duele mucho... tengo dos niños pequeños", dijo Altab con voz débil.

Otro sobreviviente, cuya voz podía escucharse desde el fondo de los escombros lloraba mientras pedía que lo salvaran.

"Queremos vivir, hermano. Es difícil mantenerse vivo aquí. Habría sido mejor morir que soportar este dolor para vivir. Queremos vivir, por favor sálvennos", decía el hombre.

Después de que fueron reportadas las grietas el martes en los muros del edificio Rana Plaza, los administradores de un banco local que también tenía una oficina en el edificio desalojaron a sus empleados. Las fábricas de ropa, sin embargo, siguieron trabajando, desoyendo las instrucciones de la Policía local, dijo Mostafizur Rahman, un director de la fuerza policial paramilitar.

La Asociación de Fabricantes y Exportadores de Prendas de Vestir de Bangladesh también solicitó a las fábricas que suspendieran labores a partir de la mañana del miércoles, horas antes del colapso.

"Después de que recibimos los reportes de grietas, les pedimos suspender el trabajo hasta que se realizaran más evaluaciones, pero no prestaron atención", dijo Atiqul Islam, presidente del grupo.

El jueves por la mañana, el olor de cadáveres en descomposición flotaba en el aire a través de huecos en el edificio. Shamsul Haque, viceministro de Asuntos Internos, dijo antes del mediodía del jueves que habían sido rescatadas de los escombros unas 2.000 personas.

El general brigadier Mohammed Siddiqul Alam Shikder, quien supervisa a los equipos militares de rescate, dijo que la cifra de muertos había aumentado a 238 para la tarde del jueves.

Decenas de cadáveres con los rostros cubiertos fueron colocados afuera de una escuela local para que sus familiares los identificaran.

Miles de familiares de trabajadores se reunieron frente al edificio en espera de noticias, mientras miles de trabajadores de la industria de ropa de fábricas cercanas tomaron las calles de la zona industrial para protestar por sus condiciones laborales.

Shikder dijo que las operaciones de rescate avanzaban lenta y cuidadosamente para salvar a tantas personas como sea posible.

Dijo que los socorristas están listos con su equipo pesado y "podrían comenzar a utilizar las máquinas para retirar los escombros una vez que nos acerquemos al final de la operación. Por ahora obramos con cuidado", apuntó.

El día anterior al fatal colapso de un edificio de fábricas de ropa en Bangladesh, la Policía ordenó a los administradores que evacuaran el inmueble debido a la aparición de grietas profundas y visibles en los muros, pero las empresas desobedecieron y mantuvieron a más de 2.000 personas trabajando, dijeron funcionarios el jueves.

Una amplia sección del edificio de ocho pisos se vino abajo el miércoles y más de 230 personas murieron cuando la construcción de ocho pisos se desplomó.

El desastre ocurrido en Savar, un suburbio de Daca, es el peor ocurrido en la poderosa y floreciente industria de la confección; sucedió menos de cinco meses después de que un incendio mató a 112 personas en una fábrica de ropa, lo que subraya las pésimas condiciones de inseguridad que enfrentan los trabajadores de la industria de la confección en Bangladesh y que produce prendas de marca que se venden en todo el mundo.

Algunas de las empresas alojadas en el edificio que colapsó dijeron que entre sus clientes están minoristas gigantes, como la cadena Wal-Mart.

Cientos de rescatistas, algunos arrastrándose entre los escombros en busca de sobrevivientes y cadáveres, trabajaron toda la noche y hasta el jueves entre sollozos de personas atrapadas y lamentos de familiares de trabajadores que se reunieron frente al edificio, el cual albergaba varias empresas de ropa y un puñado de otro tipo.

Un camarógrafo de The Associated Press que ingresó con socorristas entre las ruinas conversó por un momento con un trabajador que estaba atrapado en la oscuridad, boca abajo, entre losas de concreto y dos cadáveres. Mohammad Altab suplicaba que lo ayudaran pero nadie ahí podía liberarlo.

"Sálvanos hermano. Te lo ruego hermano, quiero vivir", gemía Altab. "Me duele mucho... tengo dos niños pequeños", dijo Altab con voz débil.

Otro sobreviviente, cuya voz podía escucharse desde el fondo de los escombros lloraba mientras pedía que lo salvaran.

"Queremos vivir, hermano. Es difícil mantenerse vivo aquí. Habría sido mejor morir que soportar este dolor para vivir. Queremos vivir, por favor sálvennos", decía el hombre.

Después de que fueron reportadas las grietas el martes en los muros del edificio Rana Plaza, los administradores de un banco local que también tenía una oficina en el edificio desalojaron a sus empleados. Las fábricas de ropa, sin embargo, siguieron trabajando, desoyendo las instrucciones de la Policía local, dijo Mostafizur Rahman, un director de la fuerza policial paramilitar.

La Asociación de Fabricantes y Exportadores de Prendas de Vestir de Bangladesh también solicitó a las fábricas que suspendieran labores a partir de la mañana del miércoles, horas antes del colapso.

"Después de que recibimos los reportes de grietas, les pedimos suspender el trabajo hasta que se realizaran más evaluaciones, pero no prestaron atención", dijo Atiqul Islam, presidente del grupo.

El jueves por la mañana, el olor de cadáveres en descomposición flotaba en el aire a través de huecos en el edificio. Shamsul Haque, viceministro de Asuntos Internos, dijo antes del mediodía del jueves que habían sido rescatadas de los escombros unas 2.000 personas.

El general brigadier Mohammed Siddiqul Alam Shikder, quien supervisa a los equipos militares de rescate, dijo que la cifra de muertos había aumentado a 238 para la tarde del jueves.

Decenas de cadáveres con los rostros cubiertos fueron colocados afuera de una escuela local para que sus familiares los identificaran.

Miles de familiares de trabajadores se reunieron frente al edificio en espera de noticias, mientras miles de trabajadores de la industria de ropa de fábricas cercanas tomaron las calles de la zona industrial para protestar por sus condiciones laborales.

Shikder dijo que las operaciones de rescate avanzaban lenta y cuidadosamente para salvar a tantas personas como sea posible.

Dijo que los socorristas están listos con su equipo pesado y "podrían comenzar a utilizar las máquinas para retirar los escombros una vez que nos acerquemos al final de la operación. Por ahora obramos con cuidado", apuntó.