Washington.- En el resto del mundo, las autoridades sanitarias luchaban por responder a la enfermedad. En España, dos médicos que atendieron a una auxiliar de enfermería infectada de ébola fueron ingresados como medida de precaución. Ya son seis personas las monitoreadas en el hospital de Madrid, según indicaron fuentes sanitarias el jueves.

Una portavoz del hospital Carlos III señaló que ni los médicos ni el marido de la auxiliar —que también está bajo observación— habían mostrado síntomas de ébola.

Los médicos atendieron a la enfermera, Teresa Romero, antes de que ella diera positivo en ébola el lunes. Otras dos enfermeras en cuarentena están esperando a pruebas del virus.

Romero es en la primera persona en contagiarse del ébola fuera del África occidental en este brote. Su estado era estable y sin fiebre.

La portavoz habló bajo condición de anonimato, en línea con las normas hospitalarias.

El perro de Romero, Excalibur, fue sacrificado siguiendo una orden judicial por miedo a que pudiera estar infectado del virus, pese a una protesta y a la campaña en medios sociales realizada por defensores de los animales, que querían salvar a la mascota.

La enfermedad ha matado al menos a 3,800 personas en el África occidental y no da signos de remitir. Los presidentes de Liberia, Guinea y Sierra Leona, los países más afectados por la pandemia, pidieron el jueves al Banco Mundial más ayuda para sus naciones.

"Lo que estamos pagando ahora es el no haber invertido en esos países antes", dijo Francisco Ferreira, principal economista del Banco Mundial para África. Los tres estados contaban apenas con instalaciones sanitarias mínimas cuando estalló el brote.

En Alemania, un hombre que se contagió de ébola en Liberia llegó el jueves a un hospital para recibir tratamiento, convirtiéndose en el tercer paciente evacuado al país.

El hospital de St.Georg, en Leipzig, dijo que el enfermo, que trabaja para Naciones Unidas en Liberia y cuyo nombre no se divulgó, sería atendido en una sección de aislamiento especial.

También un médico ugandés que contrajo la enfermedad en Sierra Leona está ingresado en un hospital en Fráncfort. Un científico senegalés que se infectó cuando trabajaba para la Organización Mundial de la Salud en Sierra Leona se ha recuperado y recibió el alta la semana pasada de un hospital en Hamburgo.

La primera persona a la que se diagnosticó el ébola en Estados Unidos, Thomas Eric Duncan, murió el miércoles en Dallas.

Cinco grandes aeropuertos estadounidenses introducirán pronto un nivel extra de control para intentar localizar a cualquier pasajero de países afectados por el ébola que pueda portar la enfermedad.

Se comprobará la temperatura corporal de unos 150 pasajeros diarios con termómetros que no requieren contacto físico, y las autoridades sanitarias esperan que se produzcan falsas alarmas por fiebre debida a la malaria.

Los controles extra probablemente no habrían identificado a Duncan cuando llegó de Liberia el mes pasado sin presentar síntomas.

En Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, pidió el miércoles que más países contribuyeran a la lucha contra el ébola, diciendo que las operaciones internacionales necesitaban 300 millones de dólares más. Kerry dijo que los países debían redoblar deprisa sus esfuerzos con una amplia variedad de recursos, desde médicos a centros médicos portátiles o ayuda humanitaria básica como comida.

El ejército estadounidense está levantando centros médicos portátiles en Liberia y envió 4.000 soldados para ayudar con la crisis. Reunido en el Pentágono con el general David Rodriguez y otros altos cargos, Obama dijo que garantizar la seguridad de esos soldados es una prioridad.

"Tenemos capacidades únicas que no tiene nadie más", dijo Obama. "Nuestro ejército está básicamente construyendo una infraestructura que no existe para facilitar el traspaso de personal, equipo y suministros".

Los nuevos controles de aeropuerto comenzarán el sábado en el aeropuerto internacional JFK de Nueva York, y después se extenderán al Washington Dulles y a los aeropuertos internacionales de Atlanta, Chicago y Newark, Nueva Jersey. La Casa Blanca dijo que el sistema llegará a más de 9 de cada 10 viajeros que llegan al país desde la zona del brote.

Mientras, en Sierra Leona, los equipos de enterradores volvieron al trabajo de recoger los cuerpos de las víctimas del ébola, tras un día de huelga para reclamar el salario por peligro que se les debía.

Por su parte, los trabajadores sanitarios en la vecina Liberia amenazaron con otra huelga si no se cumplían sus demandas de más dinero y equipo de protección personal para el final de la semana. El salario medio de los empleados sanitarios es inferior a 500 dólares al mes, incluso para el personal más cualificado.

El Banco Mundial estimó que el coste económico del mayor brote de ébola de la historia podría alcanzar los 32.600 millones de dólares si sigue extendiéndose el año que viene.