Bagdad.- El nuevo presidente de Irak desdeñó al primer ministro Nuri al-Maliki y nominó el lunes a otro político para formar un nuevo gobierno, lo que creó las condiciones para una caldeada batalla política en momentos en que el país combate a los extremistas suníes en el norte.

El enfrentamiento ocurre mientras Estados Unidos aumenta su papel en la lucha contra los extremistas suníes del grupo Estado Islámico, que amenaza a la región autónoma curda en el norte. Altos funcionarios estadounidenses dijeron que sus servicios de inteligencia están armando directamente a los curdos que se enfrentan con los extremistas, en lo que sería un cambio en la política de Washington de sólo trabajar a través del gobierno central en Bagdad.

Cazas estadounidenses atacaron nuevamente el domingo y alcanzaron a un convoy de milicianos suníes que se dirigía a atacar fuerzas curdas que defienden Irbil, la capital de la región autónoma. Los recientes ataques aéreos norteamericanos han ayudado a los curdos a lograr una de sus primeras victorias después de semanas de retiradas, cuando los combatientes peshmerga recapturaron dos poblados cerca de Irbil el fin de semana. Pero el director de operaciones del Pentágono dijo que esas iniciativas harán poco por frenar el impulso general de los extremistas del Estado Islámico.

En un discurso televisado, el presidente Fuad Masum dio a Haider al-Ibadi 30 días para formar un nuevo gobierno y presentarlo al Parlamento con el fin de que éste dé su aprobación, manifestando su esperanza de que lo logrará.

Al-Ibadi, quien prometió organizar un gobierno "que proteja a los iraquíes", fue nominado por la Alianza Nacional Iraquí, una coalición de partidos chiíes de la que forma parte el Estado de Derecho, el partido de Al-Maliki, pero que al final se volvió en su contra.

Obama calificó la nominación Al-Ibadi de "un paso adelante prometedor" y exhortó "a todos los líderes políticos iraquíes a trabajar pacíficamente en el proceso político".

El bloque de Al-Maliki, dominado por chiíes, ganó la mayoría de los escaños en el Parlamento en las elecciones de abril, y el primer ministro se veía a sí mismo con derecho de mantenerse en el cargo. En horas de la madrugada, Al-Maliki pronunció un discurso donde culpó a Masum de impedir su designación como primer ministro y dijo que presentaría una demanda contra el mandatario por no nombrarlo.

Los críticos dicen que Al-Maliki, un chií, contribuyó a la crisis al monopolizar el poder y buscar una agenda sectaria que dejó fuera a las minorías suní y curda.

La nominación de Al-Ibadi sucedió horas después de que Al-Maliki desplegara sus fuerzas de élite en las calles de Bagdad y cerrara parcialmente dos importantes calles —lugares donde comúnmente se hacen marchas a favor y en contra del gobierno— mientras cientos de sus partidarios salían en su defensa.

"¡Estamos contigo Al-Maliki!", gritaban y ondeaban carteles con la imagen del primer ministro saliente.

Mohamed al-Ogueili, legislador de la lista de Al-Maliki, rechazó la nominación de Al-Ibadi por considerarla un "acto anticonstitucional", ya que el partido del primer ministro saliente es el bloque de más peso y la Alianza Nacional no tiene derecho de presentar a ningún candidato.

"Esta decisión podría llevar al país a un gran problema y el presidente carga con toda la responsabilidad por esta situación", dijo.

Por otro lado, autoridades estadounidenses informaron que han comenzado a entregar armas directamente a las fuerzas curdas. Las armas se están enviando a Irbil pero con limitaciones en cantidad y alcance, en lo fundamental fusiles AK-47 y balas, dijeron un funcionario del gobierno curdo y un alto funcionario del Pentágono.

El funcionario curdo indicó que las armas llegan a través de servicios de inteligencia estadounidenses, no el Pentágono ni el Departamento de Estado. Por su parte, el teniente general William Mayville, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto, dijo que el Pentágono está buscando otras formas de ayudar a los curdos.

Pero el funcionario curdo dijo que la ayuda estadounidense es insuficiente para combatir a los extremistas, aunque los peshmerga y otras fuerzas curdas recibieron suministros similares el fin de semana. Los dos funcionarios pidieron no ser identificados porque no están autorizados a hablar en público del asunto.