Canciones, discursos y estallidos de artillería se escucharon el en todo el pueblo natal de Nelson Mandela durante su funeral mientras un jefe tribal cubierto con pieles declaró que "un gran árbol ha caído".

Sudáfrica dice adiós por última vez al hombre que concilió al país en su periodo más vulnerable.

Miles de invitados, algunos cantando y bailando, se congregaron en un enorme toldo en el recinto de la familia del líder de la lucha contra el apartheid, quien murió el 5 de diciembre a los 95 años luego de una larga enfermedad. Cuando inició el funeral, los presentes cantaron el himno nacional en una emotiva interpretación en la que algunos dolientes coloraron sus puños frente al pecho.

"Un gran árbol ha caído, ahora se dirige a casa para descansar con sus antepasados", dijo el jefe tribal Ngangomhlaba Matanzima, representante de la familia Mandela. "Les agradecemos por prestarnos este icono".

Las canciones y discursos en la ceremonia fueron transmitidos en enormes pantallas en el área, incluyendo en un sitio sobre una colina con vista a la propiedad de la familia. Cientos de personas se congregaron ahí, algunas vistiendo los colores del Congreso Nacional Africano —el movimiento de liberación convertido en partido político que Mandela solía liderar— y ocasionalmente cantaban.

Entre los invitados se encontraban veteranos del ala militar del Congreso Nacional Africano, así como el embajador estadounidense Patrick Gaspard y enviados de otros países.

El príncipe Carlos británico, el príncipe Alberto II de Mónaco, la estadounidense Oprah Winfrey, el empresario multimillonario Richard Branson y el ex primer ministro zimbabuense Morgan Tsvangirai también estuvieron en el funeral.

Mandela pasó 27 años en prisión durante el apartheid, luego se levantó para encabezar una delicada transición a la democracia cuando muchos sudafricanos temían que el país se hundiría en un conflicto racial. Se convirtió en presidente en las primeras elecciones multirraciales sudafricanas en 1994.