Según fuentes de seguridad, el hombre, de unos 40 años y del que no se ha revelado su identidad, fue detenido este sábado durante el toque de queda nocturno impuesto desde el atentado que el martes segó la vida de 12 guardias presidenciales en el centro de la capital.

La emisora de radio local "Shems FM" informó hoy además del arresto de ocho extremistas en la ciudad de Sfax, capital industrial y segunda ciudad del país, por haber celebrado el citado atentado contra el autobús de la guardia presidencial.

Tres de los detenidos han sido puestos a disposición judicial después de que se hallara en sus casas libros y material digital con el sello del autoproclamado grupo yihadista Estado Islámico (EI), agregó la fuente.

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Ayer, la Policía tunecina detuvo a tres hombres a los que acusó de intentar penetrar de forma ilegal en el país desde de la vecina Libia para perpetrar un atentado "en los próximos días", informó el ministerio de Interior.

En un comunicado, el ministerio explicó que los tres sospechosos fueron detenidos por una patrulla de fronteras de la ciudad de Ben Guerdane, la más importante de las que se alinean a lo largo de la divisoria.

"Instalaciones de las fuerzas de Seguridad en las ciudades de Ben Guerdane, Medenine (ambas en el sur) y de Bizerte (en el norte) estaban entre sus objetivos", explicó la nota sin ofrecer otros detalles.

El ministerio de Interior tunecino también reveló anoche la identidad de tres sospechosos a los que se busca por su presunta participación en el atentado suicida que el pasado martes segó la vida de doce guardias presidenciales en el centro de la capital.

El ministerio ofreció una recompensa a aquellas personas que aporten información que permita la detención de Hasan ben Jalifa Bouchiba, Houcine ben Jalifa Bouchiba y Walid ben Mohamed Ali Yousfi".

El atentado del martes fue el tercero que sufre Túnez este año y supone un cambio de estrategia de los yihadistas, ya que en los dos anteriores habían atacado la industria del turismo, uno de los pilares del país.

La primera de esas acciones se produjo el 18 de marzo en el museo de El Bardo de la capital, donde dos hombres -también vinculados al EI- burlaron los controles de seguridad y mataron a tiros a 22 visitantes foráneos, en su mayoría europeos.

Apenas cuatro meses después, el 26 de junio, un joven tunecino con lazos con la rama del EI en Libia, donde recibió entrenamiento militar, asesinó a 38 turistas extranjeros en una playa de Susa.

Tras ese último atentado, que tenía como objetivo golpear aún más la frágil economía tunecina, el Gobierno decretó el estado de emergencia durante dos meses, medida que volvió a imponer este martes, junto a un toque de queda nocturno.

Desde entonces, las fuerzas de seguridad han detenido a cerca de medio centenar de personas por sus presuntos vínculos con células yihadistas y puesto bajo arresto domiciliario a 46 personas que al parecer han regresado al país tras haber combatido en Siria e Irak junto al Estado Islámico.