Alepo. Agatha Christie y Lawrence de Arabia fueron algunos de los huéspedes más famosos del hotel Baron, el más antiguo de Alepo y que ha sobrevivido a los avatares de la historia del último siglo, entre ellos el conflicto en esta ciudad siria.

Actualmente, solo residen en el hotel Rubina Tashjian, "guardiana" del lugar, como ella misma explica a Efe, y su hermana, que padece Alzheimer.

"Advierto de que no quiero hablar de política", es lo primero que dice Tashjian, viuda desde hace dos años del que fuera dueño del lugar, Armen Mazloumian, para acto seguido criticar la cobertura de los medios occidentales de la guerra en Siria, y en concreto en Alepo, por haberse posicionado a favor de "los terroristas".

Un año después del inicio de la ofensiva del Ejército sirio que culminó en diciembre pasado con la toma del control total de la población, la vida ha vuelto a la normalidad en la calle Baron, pero no así en el hotel, que continúa vacío de huéspedes debido a la contienda en el país que ha ahuyentado a los visitantes.

Lejos quedan sus años dorados, "desde su fundación, hacia 1909, hasta los años 50 o 60 del siglo pasado", detalla Tashjian, que destaca que fue el bisabuelo de su marido, de origen armenio, quien concibió la creación en Alepo de un hotel al estilo occidental.

La lista de huéspedes famosos que ha albergado el Baron a lo largo del tiempo es enorme, ya que "todo dignatario o celebridad que pasaba por Alepo se hospedaba aquí", afirma Tashjian.

Algunas de esas figuras fueron el presidente egipcio Gamal Abdel Naser (1918-1970), el fundador de los Emiratos Árabes Unidos, jeque Zayed bin Sultán al Nahiyan (1918-2004), el líder turco Kemal Ataturk (1881-1938) y el jefe de Estado sirio Hafez al Asad (1930-2000).

"E incluso Agatha Christie escribió en este hotel 'Asesinato en el Orient Express", asegura Tashjian.

Otro hito es que en el balcón de la habitación 215, el rey Faisal de Siria e Irak (1883-1933) declaró en 1918 la independencia del territorio sirio.

Tras esa época de esplendor, abrieron nuevos hoteles en Alepo y el Baron se quedó un poco anticuado, "pero fueron también años buenos, en la década de los ochenta y noventa, venían turistas, sobre todo, gente interesada en la historia".

De esta manera, el hotel de gruesos muros de piedra llegó al siglo XXI, sin que Tashjian ni su esposo presagiaran la pesadilla que se les sobrevenía.

Al principio del conflicto en Siria, en marzo de 2011, "todavía teníamos clientes, pero a partir de 2013 las cosas empezaron a estropearse", relata esta mujer.

Y es que el hotel se vio en mitad de la batalla, ya que se ubicaba a unos metros del frente de guerra que separaba la parte de la ciudad en poder de las autoridades sirias (oeste) de la controlada por facciones rebeldes e islamistas (este).

"Desde entonces no hemos recibido ningún visitante, teníamos 32 empleados y todos se fueron marchando, pero mi marido siempre mantuvo el hotel abierto, era muy patriota y decía que el futuro del Baron estaba vinculado al de Siria, por lo que había que resistir", declara Tashjian.

En esta época, la mujer y su esposo acogieron en el hotel de forma gratuita a familias de desplazados que huían de otras áreas, aunque el Baron tampoco estuvo a salvo de las hostilidades.

"Hemos sufrido ataques con proyectiles de mortero en varias ocasiones, de hecho uno cayó en la Sala Oriental (del hotel) pero se quedó incrustado en el suelo y no estalló, de lo contrario habríamos muerto todos -agrega-. Hace poco, llamamos al ejército para que lo sacara y se lo llevara".

En las inmediaciones del Baron hubo también tres atentados suicida; mientras que en el edificio de al lado se declaró un incendio que, por fortuna, no se propagó hasta el hotel; y los francotiradores acechaban en los alrededores.

A la ya de por sí complicada situación de seguridad se sumó un duro golpe para Tashjian, la muerte de su marido por problemas cardíacos.

No obstante, esta mujer, de ojos claros y mirada inteligente, continuó adelante sola y ha mantenido el hotel abierto hasta la actualidad, aunque ahora su futuro es incierto, ya que la familia de su esposo ha decidido venderlo.

"No sé qué pasará con él, yo por lo pronto regresaré con mi hermana a mi casa, que la sigo conservando", lamenta resignada Tashjian.