Tokio.— Entre las víctimas hay aficionados a la escalada de una gran empresa de seguros. Miembros de un grupo de amantes de la naturaleza que estudiaban la flora salvaje. Un director de construcción que hizo unas 100 fotos —halladas en su cámara arañada y golpeada— para mostrar a su mujer lo que se estaba perdiendo porque tenía que trabajar ese día.

Más de 50 personas murieron cuando el monte Ontake, un popular destino de escalada en el centro de Japón, entró en erupción sin advertencia el 27 de septiembre, en la erupción volcánica más letal del país desde la Segunda Guerra Mundial.

Juntas, las fotografías muestran la imagen típica de fin de semana de los montañeros aficionados en Japón, disfrutando del primer sábado de follaje otoñal.

La mayoría tenía entre 30 y 59 años, y vivía a unas pocas horas en coche o tren de la montaña. Tres eran niños, y sólo cinco tenía 60 años o más.

"La mejor temporada para (contemplar) las hojas acababa de comenzar, el tiempo era hermoso, era fin de semana y era la hora de comer", explicó Masahito Ono, de la oficina de turismo de la prefectura de Nagano.

El senderismo se ha convertido en una de las actividades al aire libre más populares en Japón. La cantidad de montañeros en Nagano subió el año pasado a 730,000 personas, un 30% más que hace cinco años.

Con lomas no muy empinadas y un teleférico que lleva a los visitantes hasta la mitad del recorrido, el monte Ontake, de 3,067 metros (10,062 pies) es una de las ascensiones más populares de la región, recomendada para principiantes. Se cree que había cientos de personas en la montaña cuando entró en erupción a las 11:52 de la mañana.

Los rescatistas han encontrado 51 cuerpos y aún hay al menos otra docena de desaparecidos. La mayoría de los cuerpos se encontraron en la cumbre y alrededores.

En el funeral de Hideomi Takahashi, su familia mostró a un amigo cercano un iPhone con al menos seis fotos de lo que fueron los últimos minutos de su vida. (AP / Cortesía familia Takahashi)

Hideomi Takahashi, de 41 años, era uno de los nueve montañeros de la aseguradora japonesa Sompo Japan Nipponkoa Holdings Inc. Sólo tres sobrevivieron.

En el funeral de Takahashi el jueves, su familia mostró a un amigo cercano un iPhone con al menos seis fotos de lo que fueron los últimos minutos de su vida: una algodonosa nube flotando junto a la montaña en el cielo azul, la puerta sagrada a un santuario de montaña, algunos de sus colegas subiendo. En la última foto, al parecer tomada por un colega, aparece Takahashi levantando el pulgar junto a un cartel que señaliza la cumbre de la montaña.

"Cuando vi que el iPhone aún funcionaba, pensé que era un milagro", comentó el amigo, Hiroyuki, que pidió dar solo su nombre tras ser criticado en internet por subir algunas de las fotos a Twitter.

Izumi Noguchi, de 59 años y empleado de una constructora, subió solo porque su compañera habitual de senderismo, su esposa Hiromi, tenía que trabajar, explicó ella a la cadena NHK y otras televisoras japonesas. Su cámara se llevó golpes, pero la tarjeta de memoria del interior salió intacta. Hiromi imprimió las 100 fotos. En la última se ve una enorme nube saliendo del cráter, desde detrás de un refugio en la cumbre.

"Ésta es una foto increíble. Pero ojalá hubiera huido en lugar de hacer fotos. Preferiría tenerle de vuelta", dijo Hiromi. "Espero escalar allí algún día, quizá dentro de 10 años. Quiero ver lo que vio mi marido".