JERUSALÉN— La ciudad cisjordana de Belén, donde según la tradición cristiana nació Jesús, tuvo una Nochebuena atenuada el domingo después de los recientes hechos de violencia provocados por la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de declarar a Jerusalén como la capital de Israel.

Las multitudes que se vieron en años anteriores fueron escasas en esta ocasión. Los visitantes se sintieron disuadidos por los enfrentamientos que han estallado en las últimas semanas entre manifestantes palestinos y las fuerzas israelíes.

Aunque no hubo violencia el domingo, los funcionarios palestinos redujeron las celebraciones navideñas en señal de protesta. Otros factores que también pesaron en la celebración navideña fueron el tiempo frío y un pronóstico de lluvia.

Claire Degout, una turista proveniente de Francia, dijo que no permitiría que el pronunciamiento de Trump _que ha enfurecido a los palestinos y ha suscitado una oposición internacional generalizada_ afectara su estado de ánimo y que celebraría la Navidad en Tierra Santa.

"La decisión de un hombre no puede afectar a toda la Tierra Santa", opinó. "Jerusalén nos pertenece a todos y siempre será así, diga lo que diga Trump".

Trump hizo a un lado décadas de tradición diplomática estadounidense el 6 de diciembre, cuando reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y anunció que trasladaría la embajada estadounidense a la llamada Ciudad Santa.

El mandatario norteamericano argumentó que la medida solo reconocía el hecho de que Jerusalén ya funge como capital de hecho de Israel y que no estaba tratando de incidir en las negociaciones sobre las fronteras finales de la ciudad.

Sin embargo, los palestinos _que aspiran a que Jerusalén sea reconocida como su capital_ consideraron que la declaración estuvo inclinada injustamente a favor de Israel. La semana pasada, la Asamblea General de la ONU votó abrumadoramente en contra de la decisión de Trump.

El anuncio desencadenó semanas de disturbios en Cisjordania y la Franja de Gaza, incluso enfrentamientos casi diarios en Belén, que está al sur de Jerusalén.

A media tarde, cientos de lugareños y visitantes extranjeros se reunieron en la Plaza del Pesebre _adyacente a la Basílica de la Natividad, construida sobre el lugar donde según la tradición nació Jesús de Nazaret_ para presenciar a niños exploradores palestinos tocando gaitas y desfilando ante un árbol de Navidad.

Además las tradicionales decoraciones por la festividad, este año había una pancarta en protesta por la declaración de Trump sobre Jerusalén.

El alcalde de Belén, Anton Salman, dijo que las celebraciones se vieron disminuidas por la decisión de Trump.

"Decidimos limitar las celebraciones navideñas a los rituales religiosos como expresión de rechazo y rabia, así como de simpatía hacia las víctimas que cayeron en las recientes protestas", declaró.

"Queremos mostrar a la gente que somos personas que merecemos la vida, que merecemos nuestra libertad, que merecemos nuestra independencia y que merecemos a Jerusalén como nuestra capital", agregó.