Contentísimos los argentinos residentes en Puerto Rico con el papa gaucho.

Argentinos residentes en la Isla compartieron ayer su euforia y regocijo con el pueblo de Puerto Rico, hermanadas ambas nacionalidades ante el hecho de que el nuevo papa es latinoamericano; conoce los problemas de la Iglesia católica de la región y reconoce el sufrimiento de los pobres de nuestra América.

“No sé qué van a opinar ustedes, pero yo lo vi con carisma. Yo creo que va a ser un buen papa... no importa de qué nacionalidad sea”, dijo Yolanda Melani, conocida como “Tita” y dueña del restaurante El Deli, en la avenida Roosevelt, en San Juan.

Doña Tita, con 48 años de residencia en Puerto Rico, hace votos por que bajo el pontificado de Jorge Mario Bergoglio la Iglesia apoye mucho más a los pobres. “Hay mucha miseria... y creo que él puede aportar mucho. Espero que lo haga... estoy segura que lo va a hacer”, sostuvo.

“Hay mucha emoción entre los argentinos. A mí me han llamado de todos lados para compartir la noticia”, dijo quien ya se considera parte de nuestro país.

Estela Stakun, gerente del restaurante Buenos Ayres Bar & Grill, en el Condado, jamás pensó que el papa elegido sería un argentino.

“¡Fue una gran sorpresa! Uno nunca piensa que te va a tocar”, dijo y, de inmediato, acotó que “solo con que hable español, que represente a toda Latinoamérica, eso llega”.

Stakun confía en que el papa Francisco hará revivir el catolicismo en toda América Latina.

“La religión católica no está tan fuerte como hace 20 años. No somos tan fervientes como bajo Juan Pablo II... Eso cayó un poquito, y esperamos que con él se recobre el entusiasmo”, dijo la argentina, quien también mencionó que Francisco debe solidarizarse con la clase baja.

Stakun se identifica por partida doble con el nuevo pontífice porque, al igual que él, desciende de italianos. “Casi todos los argentinos lo somos”, aclaró.

La mujer compartió ayer su alegría con los empleados de Buenos Ayres, todos de diversas nacionalidades, pero igualmente contentísimos con la llegada de un papa latinoamericano.

Vanina Catania, empleada del restaurante El Churrasquito, en Puerto Nuevo, tuvo la oportunidad de conocer a Jorge Bergoglio en una clínica de Buenos Aires, donde operaron a su mamá hace unos seis años. “Lo conocí y me dio la bendición”, dijo sobre el ex arzobispo.

“Él era un padre como cualquier otro”, rememoró Catania, hoy más que satisfecha de que aquel sacerdote sencillo sea ahora el vicario de Cristo.

“Aquí estamos todos muy sorprendidos. No esperábamos tener un representante así en la Iglesia católica, una cosa de tanta importancia... Estamos muy felices”, dijo Mercedes Gati, empleada de la segunda sucursal del restaurante Buenos Ayres, la que ubica en el centro comercial Borinquen Towers.

Gati contó que, tan pronto se supo la noticia de la designación de Bergoglio, su mamá la llamó desde Argentina. “Todos están muy contentos. Hay mucha gente celebrando allá”, compartió.

“Yo espero que el papa ayude a los niños pobres... En Argentina hay muchos niños descalzos que no tienen para comer, y espero que todo eso mejore”, expresó la joven, con nueve años de residencia en la Isla.

Por otra parte, los católicos de Buenos Aires, Argentina, pasaron ayer de la sorpresa absoluta al estallido en júbilo tras recibir la noticia de la elección de su arzobispo como nuevo papa de la Iglesia católica.

El epicentro de las primeras reacciones de la feligresía argentina fue la catedral de Buenos Aires, que en pocos minutos se colmó tras conocerse la proclamación de Jorge Mario Bergoglio como Francisco.

Casi en estado de shock, el puñado de visitantes que estaba en el interior del templo se miraba sin hablar, algunos llorando, otros de rodilla en oración.

“¡Viva el papa!”, “¡Francisco, Francisco, Francisco!”, “¡se hizo justicia divina!”, comenzaron a gritar los presentes, con un aplauso cerrado que retumbaba entre las columnas de mármol de la catedral.