Bélgica.- Si los electores escoceses aprueban esta semana su independencia, no sólo desmantelarán el mapa de Gran Bretaña sino que estremecerán los dos pilares de la prosperidad y la seguridad de la Europa de posguerra: la Unión Europea y la OTAN, ésta última la alianza de defensa encabezada por Estados Unidos.

De escindirse del resto del Reino Unido, Escocia automáticamente quedaría fuera de la UE y la OTAN, y estaría obligada a solicitar su reintegración en ambos bloques, dijeron funcionarios de ambas organizaciones, que tienen su sede en Bruselas.

En cuanto a la UE específicamente, el reingreso de Escocia podría ser un proceso arduo y largo, en el que Glasgow enfrentaría la severa oposición de otros países miembros a que los escoceses conserven los privilegios concedidos a Gran Bretaña: las dispensas para que no utilice la moneda única, el euro, y para que no se integre en el espacio multinacional de Schengen, en el que fueron eliminados los controles fronterizos internos.

Relacionadas

Para los almirantes y generales de la OTAN, la actual insistencia del gobierno de Glasgow de una Escocia soberana que se vuelva territorio libre de armas nucleares supone enormes dolores de cabeza estratégicos y de funcionamiento, incluso si se acordara un periodo de gracia para la transición.

Sería necesario encontrar una nueva base portuaria para los cuatro submarinos de la Marina Real provistos de misiles Tridente y ojivas termonucleares, que se encuentran actualmente en Clyde.

Esta situación "conlleva el riesgo de socavar la defensa y la disuasión colectivas de los aliados de la OTAN", dijo el ministro de Defensa de Gran Bretaña.

En lo que podría considerarse una advertencia a los escoceses, el ministerio ha dicho que la postura de una zona libre de armas nucleares podría constituir un obstáculo "importante" para la reintegración de Escocia en la OTAN.

Mientras Escocia se reintegrara en la alianza, a la que perteneció con el resto de Gran Bretaña durante 65 años, sería necesaria la concertación de nuevos acuerdos para patrullar rutas marítimas vitales en el Atlántico Norte y en mar del Norte.

Si Escocia decidiera no integrarse, esta medida representaría un problema sin precedente para la OTAN: ¿qué hacer después de la pérdida en la alianza de una parte desarrollada y gobernada democráticamente de un territorio que ha optado por la neutralidad?, se preguntó Daniel Troup, analista investigador del Consejo de Canadá en el bloque militar.