"México está listo. Hay planes para cooperar con Estados Unidos", dijo el funcionario, que habló a condición de guardar el anonimato porque carece de autorización para hacer comentarios.

Pero advirtió que podría requerirse una larga espera antes de que los fiscales estadounidenses le puedan poner las manos encima a Guzmán, el narcotraficante más buscado que fue recapturado el viernes tras seis meses prófugo, ya que es necesario efectuar todo un proceso judicial, y la defensa también tiene que presentar sus argumentos.

Altos funcionarios del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenece el presidente Enrique Peña Nieto, también dejaron entrever la idea de una extradición, que habían descartado tajantemente antes de que Guzmán se fugara de la cárcel de mayor seguridad en México el 11 de julio, acción que representó un profundo motivo de vergüenza para el gobierno.

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Manlio Fabio Beltrones, presidente del PRI, dijo que el capo tiene muchas deudas que pagar en México, aunque de ser necesario puede saldarlas en otras partes.

Pero incluso si las autoridades mexicanas están de acuerdo con eso, el abogado de Guzmán, Juan Pablo Badillo, declaró al periódico Milenio que la defensa ya presentó seis peticiones para desafiar las solicitudes de extradición.

Guzmán, una figura legendaria en México que pasó de ser el hijo de un agricultor al capo del narcotráfico más buscado del mundo, fue capturado tras una balacera entre sus hombres armados y efectivos de la Marina mexicana en una vivienda de la ciudad de Los Mochis, una ciudad a orillas del Pacífico en el estado de Sinaloa, donde "El Chapo" nació.

La operación fue resultado de seis meses de investigación por parte de las fuerzas mexicanas, que localizaron a Guzmán en una zona rural del estado de Durango en octubre pero decidieron no disparar porque estaba con dos mujeres y una niña, dijo la procuradora general de la República, Arely Gómez.

Después de eso asumió un bajo perfil y limitó sus comunicaciones hasta que decidió trasladarse a Los Mochis en diciembre.

Guzmán, que dirige el poderoso cartel internacional de Sinaloa, fue presentado ante la prensa el viernes por la noche vestido con ropa deportiva azul oscuro. Mientras era conducido a un helicóptero por marinos, estos pararon la marcha a medio camino y giraron la inexpresiva cara del capo hacia los periodistas para que pudieran tener una imagen clara.

Las peticiones para una rápida extradición son las mismas que en febrero de 2014, tras la anterior captura de Guzmán, que enfrenta cargos por tráfico de drogas en varios estados estadounidenses. Entonces, el gobierno de México insistió en que podía lidiar con un hombre que ya se había escapado de una cárcel de máxima seguridad, alegando que primero debía pagar su deuda con la sociedad mexicana.

El pasado 11 de julio Guzmán volvió a fugarse, ante las narices de los guardas y funcionarios de la cárcel más segura del país, empleando un túnel que sirvió como ejemplo de lo enraizada que está la corrupción en la sociedad.

En el anuncio de la última captura del narcotraficante, los funcionarios fueron más discretos que hace dos años, aunque hicieron hincapié en que las labores de inteligencia e investigación corrieron a cargo de las fuerzas mexicanas en su totalidad. No hicieron mención a una posible extradición.

"Tienen que extraditarlo", dijo Alejandro Hope, un analista de seguridad en México. "Es casi un movimiento obligado".

Marco Rubio, senador y precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, se hizo eco de este sentimiento al pedir la entrega inmediata de Guzmán a las autoridades estadounidenses.

"Teniendo en cuenta que 'El Chapo' ya se ha escapado de cárceles mexicanas en dos ocasiones, esta tercera oportunidad de llevarlo ante la justicia no puede desperdiciarse", apuntó.

Peña Nieto anunció la captura en Twitter diciendo: "Misión cumplida: lo tenemos".

En 2014, Guzmán evitó ser capturado huyendo a través de una red de túneles interconectados con el sistema de drenaje de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa.

"Se trata de un logro en favor del estado de derecho (...) una acción contra la impunidad. Muestra que el pueblo puede confiar en las instituciones", dijo Peña Nieto.

Lo que ocurra ahora es crucial para Guzmán, cuyo cartel gestiona envíos de varias toneladas de cocaína, marihuana y fabrica y transporta metanfetaminas y heroína, sobre todo a Estados Unidos.

Washington presentó una solicitud de extradición de Guzmán el 25 de junio pasado, antes de su fuga anterior. En septiembre, un juez estadounidense emitió una segunda orden de captura donde lo acusa de crimen organizado, tráfico de drogas, lavado de dinero y homicidios, entre otros cargos.

En la vivienda de Los Mochis, los marinos se incautaron de dos vehículos blindados, ocho rifles, una pistola y un lanzagranadas propulsado por cohetes, dijo el cuerpo en un comunicado.

Las imágenes del arsenal mostraron que con dos de los rifles, de calibre 50, se podría penetrar la mayoría de chalecos antibalas y autos blindados. El lanzagranadas estaba cargado, y cerca había otra granada. Además había un fusil de asalto con un lanzagranadas de 40 mm y al menos una granada.

"La detención es un logro importante en nuestra lucha compartida contra la delincuencia, la violencia y el tráfico de drogas transnacional", dijo la agencia antidrogas estadounidense DEA en un comunicado.

Después de su primera captura en Guatemala en 1993, Guzmán fue sentenciado a 20 años de cárcel. En 2001 se escapó de una prisión de máxima seguridad, supuestamente en un carrito de lavandería, aunque algunos expertos dudan de esta versión y creen que huyó por la puerta principal vestido de policía.