Moscú.- Las expectativas iniciales de que el gobierno de Trump tuviera una buena relación con Rusia chocaron el miércoles con la realidad, cuando el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, celebraba una tensa reunión en Moscú en medio de crecientes tensiones por Siria.

Tillerson, el primer miembro del gobierno de Trump que visita Rusia, está en una misión por ahora fútil para persuadir al presidente de Rusia, Vladimir Putin, de que retire su apoyo al presidente de Siria, Bashar Assad.

Las consecuencias del ataque químico de Assad de la semana pasada y los ataques estadounidenses que siguieron han sumido los lazos entre Washington y Moscú en un estado poco habitual desde la Guerra Fría.

Mientras Tillerson llegaba a Moscú, el presidente Trump describía a Assad como "un animal".

"Francamente, Putin apoya a una persona que es de verdad una persona malvada. Creo que es muy malo para Rusia", dijo Trump a la cadena Fox Business. "Creo que es muy malo para la humanidad".

Tillerson se reunió el miércoles con el ministro ruso de Exteriores, Sergey Lavrov, un veterano diplomático cuya encendida defensa de las políticas de Putin ha frustrado a varios predecesores de Tillerson. No estaba claro si Putin, que no suele anunciar sus reuniones de alto nivel por adelantado, concedería una audiencia a Tillerson durante su estancia en Rusia.

Lavrov dijo antes de la reunión que Rusia tiene muchas preguntas sobre las ideas "contradictorias" y "muy ambiguas" que salen de Estados Unidos. A través de un traductor, dijo que es importante para Moscú comprender las "intenciones reales" del gobierno de Trump.

Tillerson, por su parte, dijo que quería aclarar las "drásticas diferencias" entre ambos países. Las dos potencias han acordado mantener abiertas las líneas de comunicación, señaló.