Sin familiares ni abogados esperando por él, salió Pablo Casellas Toro de la institución penal Bayamón 705 a las 7:45 de la noche del miércoles, tras permanecer poco más de cuatro horas preso luego de que se le procesara por el asesinato de su esposa Carmen Paredes Cintrón.

Sin embargo, no estaba solo, pues su círculo inmediato, encabezado por su padre, el juez federal Salvador Casellas, hizo todo lo posible para que no durmiera en prisión.

Casellas padre, ahora juez y un ex Secretario de Hacienda, consiguió los $4 millones de fianza que le impuso el juez Rafael Villafañe Riera, del Centro Judicial de Bayamón, tras determinar acusasrle por cargos de asesinato en primer grado, violación a la Ley de Armas, destrucción de evidencia y dar información falsa a la Policía.

A bordo de una guagua color negra y ocupando el asiento trasero derecho, Casellas Toro observó el papeleo que los oficiales de la Oficina de Servicios con Antelación al Juicio (OSAJ) -dos hombres y una mujer- completaron con los guardias del Departamento de Corrección y Rehabilitación para oficializar la salida. El vehículo salió a toda prisa, sin que ninguno de sus ocupantes emitiera declaraciones a los periodistas.

Con un grillete electrónico, el corredor de seguros fue trasladado a la residencia de su padre, en la urbanización Gardenville en Guaynabo, donde permanecerá en arresto domiciliario hasta la vista preliminar pautada para el 18 de septiembre próximo.

Durante el tiempo que estuvo en la cárcel, Casellas Toro fue objeto de una evaluación médica que forma parte de la rutina de ingreso a un penal.

Arresto inesperado

Un aturdido Casellas Toro enfrentó la justicia casi a las 10:00 a.m., justo al instante de dar los primeros tres pasos para entrar al Centro Judicial de Bayamón, cuando fue arrestado y se le leyeron sus derechos en plena calle.

Segundos después de bajarse de su auto, la prepotencia con la que el hombre de 48 años se desmontó de su vehículo, vestido con traje negro y gafas oscuras, se derrumbó, cambiándose por un estado de confusión en el que era escoltado a pie por agentes del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de la región de Bayamón, junto con una vorágine de periodistas que a su paso le increpaban sobre lo sucedido.

 En esta ocasión no acudió ante la justicia de la mano de su padre, quien a pesar de que se especuló que estaba en el tribunal nunca se le vio, al igual que ninguno de sus familiares.

El arresto de Casellas Toro fue inesperado también para los experimentados abogados Arturo Negrón García y Harry Padilla, quienes lo aguardaban en el interior de la Sala de Investigaciones del Tribunal de Bayamón, y lucieron confundidos y molestos con la detención de su cliente.

Negrón García calificó el arresto como “completamente abusivo, irresponsable y que no tiene un solo sentido que no sea abuso del poder”, mientras que Padilla actuó destemplado al sostener un intercambio verbal con una periodista.

Tras ser ingresado en la celda del tribunal, cuando fue transportado a las Oficinas de Servicios con Antelación al Juicio (OSAJ), para evaluar su caso, Casellas Toro, ya sin las gafas oscuras ni la chaqueta ni corbata, lucía desaliñado, sudado y con el rostro enrojecido.

Luego, cuando fue trasladado a la sala del juez Villafañe, a Casellas Toro se le preguntó si estaba tranquilo y sonrió, mientras fue colocado de frente a una pared por uno de los agentes que lo escoltaban.

Callado y desorientado

En el área de espera para entrar a la Sala de Investigaciones, algunas personas citadas para otros casos reclamaban por lo bajo el retraso en los procedimientos debido a la consideración del caso de Casellas Toro. Otros hasta apostaban un café sobre el monto de la fianza que le iban a señalar, que casi todos coincidieron en que iba a ser millonaria.

Durante la vista, Casellas Toro no hizo expresión, según revelaron la fiscal de distrito de Bayamón, Phoebe Isales, junto a su colega Janet Parra, a la salida de la audiencia judicial.

“Completamente callado, no argumentó”, especificó la fiscal Parra.

Cuando abandonó la sala III, Casellas Toro parecía estar desorientado, mientras se hacían los arreglos para su traslado al proceso de fichaje en la Comandancia de Bayamón.

En el exterior del Tribunal, decenas de ciudadanos se detuvieron para escuchar las entrevistas, tomar vídeo con sus celulares y someter a Casellas Toro a un juicio público, alegrándose de que sería ingresado en prisión, mientras que los menos reclamaban que fuese sometido a un juicio justo.

La fiscal no quiso anticipar el tipo de prueba que poseen contra Casellas Toro, a pesar de que insisten en que es “robusta” y que se sostiene con más de 35 testigos.

Tampoco reveló si el imputado podría enfrentar cargos por otros delitos o si otras personas serían acusadas por encubrimiento u obstrucción de la justicia.

La fiscal Isales advirtió que “en este tipo de delito no existe la fianza diferida, tiene que depositar la totalidad. No le aplica el Nuevo Código (Penal) porque este delito fue cometido antes de que entrara en vigor”.

Aclaró que el cargo de alegación falsa de delito está relacionado con el intento de "carjacking" del que Casellas Toro alegó haber sido víctima el 17 de junio pasado, cuando se celebraba el Día de los Padres. Según el ahora acusado, en ese incidente le robaron unas armas y hubo una tentativa de asesinato.

                    

Fichado

Casellas Toro fue llevado a la Comandancia de Bayamón para ser fichado. De ahí fue sacado a las 3:13 p.m., escoltado por tres agente, rumbo a la institución Bayamón 705.

Lucía serio y no emitió comentarios. Un reportero le preguntó si el asesinato fue por celos y Casellas Toro hizo un gesto como de extrañeza, pero no respondió.

$4 millones en cuatro horas

Negrón García dijo a su salida del Tribunal que se proponía someter una moción para solicitar la rebaja de fianza, que calificó de abusiva.

“Yo no voy a decir lo absurdo de esa decisión, eso se verá en los tribunales, eso se verá en la judicatura. En relación a la prueba del caso, nosotros no vamos a comentar”, declaró Negrón García al advertir que nadie está autorizado a hablar a nombre de Casellas Toro o de su padre, con excepción de los abogados del caso.

Al preguntarle si Casellas Toro tenía los $4 millones para depositarlos en el Tribunal, Negrón García aseguró que no y que creía que muy poca gente en Puerto Rico los tendría.

“Le impusieron los $4 millones completos. No existe el 10%, y es con grillete”, exclamó Negrón García.

Pero la vista para rebajar la fianza no se dio y los $4 millones sí aparecieron en dos cheques de gerente certificados que el juez federal Casellas garantizó con su capital.

El padre del acusado permaneció en el Tribunal de Bayamón hasta las 7:00 p.m., cuando abandonó el lugar, cansado visiblemente y sin hacer expresiones a los periodistas que le aguardaban en las afueras del edificio.

El abogado Padilla, quien salió del tribunal poco antes junto a Negrón García, no ofreció información sobre la procedencia de los $4 millones.

Carmen Paredes Cintrón, de 46 años, fue asesinada de varios impactos de bala en el hogar que tenía con su esposo en la urbanización Tierralta III, en Guaynabo, el 14 de julio pasado.