A muchos llama la atención el por qué  el corredor de seguros Pablo Casellas, acusado por el asesinato de su esposa Carmen Paredes, optó por un juicio por jurado, a pesar de toda la publicidad que ha tenido el caso. Pero abogados criminalistas y aun civilistas, le ven sus ventajas por la posibilidad de establecer la duda razonable.

Los ex presidentes del Colegio de Abogados de Puerto Rico, Ángel Tapia Flores y Arturo Hernández, expusieron que el tener a un panel de jurados como el juzgador de los hechos, da la posibilidad de un tranque al momento de emitir su veredicto, si logran convencer a cuatro jurados de que hay duda razonable.

El veredicto tiene que ser por mayoría, pero con un mínimo de tres jurados o menos, en contra. Si hay cuatro en contra, es un tranque. Hay que disolver al jurado y el Ministerio Público tiene que decidir si  vuelve a radicar los cargos.

“La duda razonable se le plantea al jurado. Lo que sí es importante es que un juez tiene un criterio más rígido de duda razonable, que el jurado.  Por eso, a mí me gusta más. Otra cosa es si el acusado declara o no, porque de acuerdo a lo que haga,  el juez tiene que darle unas instrucciones específicas al jurado”, explicó Tapia Flores.

Dijo que se supone el jurado represente a  un sector de la sociedad, que está más en contacto con elementos sociales y criminales y puede tomar en cuenta un montón de ponderables que el juez  no considera.

“Casellas necesariamente tiene que irse por jurado. Eso es un crimen increíblemente comentado y ningún juez se va a atrever a absorberlo. Con todo lo que ha salido en la prensa, ese muchacho ha sido ya juzgado y ningún juez se va a atrever a absorberlo”, recalcó el letrado.

Hernández, por su parte, indicó que con el jurado se apela a un entendimiento más real de cómo ocurren las cosas  en la vida, más allá de los aspectos técnicos.

“Yo realmente considero mucho que los jueces también son parte del país. Son seres humanos que todos los días viven lo que todo el mundo en el país vive, por lo tanto yo le veo una gran ventaja, a que una mente educada en el derecho pueda adjudicarme ambas cosas, los hechos y el derecho. En ese sentido, a veces es una gran ventaja que sea el juez el que adjudique ambos”, acotó.

¿No le extraña  que en el caso de Casellas se opta por un jurado?

Va a confrontar un problema y es: ¿quién no ha hecho ya un juicio de este caso, en el que hay un  gran prejuicio de los detalles? Es un gran reto para la defensa, la  desinsaculación del jurado  en este caso. La gran ventaja, por otro lado, de tener un jurado, es que basta que usted convenza a cuatro; que cuatro tengan duda razonable,  para que entonces se disuelva ese jurado.

“El veredicto tiene que ser 9 a 3, o 10 a 2 ...  Si hay cuatro que no lo ven igual, es una gran llave para un proceso difícil”, apuntó Hernández.

El abogado y ex fiscal federal, Ignacio Rivera, de otra parte,  dijo que se considera que el juez es una persona preparada, por lo que  prefiere ir por tribunal de derecho.

“Puede ser más efectivo en un caso difícil. Un caso difícil es emotivo, es un caso en el que  hay grandes pasiones en la sociedad. El juez está entrenado para sacar las emociones  fuera de su  fallo, el jurado no.  Por tanto, mi tesis y la de algunos pensadores norteamericanos, es que en estos casos de gran relieve, el tribunal de derecho, y no por jurado, puede ser más efectivo”, afirmó.

“En casos altamente sensitivos y apasionados, el jurado es más víctima de esas pasiones, que un juez imparcial. Por tanto, si el juez es imparcial, yo prefiero un juicio por tribunal de derecho y no por jurado”, reiteró Rivera.

En Puerto Rico, según el abogado, el jurado tiende a ser conservador y tiende a ir a favor de la fiscalía, en este tipo de caso.