El secretario de Justicia, Guillermo Somoza, guardó silencio este lunes mientras fuentes policiacas indicaban que Pablo Casellas Toro será acusado el miércoles del asesinato de su esposa, Carmen Paredes.

 Los hechos ocurrieron el 14 de julio en la residencia de la pareja en la urbanización Tierralta III en Guaynabo. Casellas, presuntamente, será acusado de asesinato en primer grado y violación a la Ley de Armas.

El portavoz del Departamento de Justicia, Fidel Rodríguez, indicó en varias ocasiones el lunes que el titular de Justicia se encontraba reunido. Mientras, oficiales de la Policía a cargo de la pesquisa dijeron que no podían comentar sobre el caso luego de que la semana pasada el superintendente de la Policía, Héctor Pesquera, advirtiera que despediría a cualquier policía que hablara del mismo.

Según fuentes policiacas de este diario e información que trascendió en otros medios, agentes de la Policía acudieron en la mañana del lunes a la urbanización Gardenville en Guaynabo, específicamente a la residencia del padre de Casellas Toro, el juez federal Salvador Casellas, y lo emplazaron.

 Casellas Toro fue declarado sospechoso del asesinato de su esposa el 4 de agosto por el fiscal general Obdulio Meléndez, luego de que se negara a cooperar con las autoridades en la pesquisa e incurriera en un sinnúmero de contradiciones.

Casellas Toro, quien trabaja como corredor de seguros, manifestó en la noche del sábado, 14 de julio que llegó a su residencia a las 9:40 a.m. cuando vio a un hombre de mediana estatura y trigueño saliendo armado de la residencia para escalar una pared aledaña a la propiedad. Al entrar a la residencia, primero verificó que no le hubieran robado ninguna de sus armas y fue entonces cuando encontró a su esposa muerta en la terraza de la residencia. Luego, Casellas -un experto tirador- alegó que tomó un arma y volvió a salir para perseguir al sujeto, le disparó, pero no logró impactarlo.

 La autopsia y otros estudios realizados por el Instituto de Ciencias Forenses revelaron que Paredes tuvo que haber muerto al menos una hora antes del momento en que Casellas Toro regresó a su casa luego de visitar a sus padres esa mañana. Las cámaras de seguridad de la urbanización revelaron que Casellas Toro salió de la casa a las 9:14 a.m. y regresó 26 minutos más tarde, por lo que se entiende que estaba en la casa cuando murió su esposa.

También se sospecha que el cuerpo de Paredes fue movido. Es decir, no la mataron en el lugar donde la encontraron las autoridades. De hecho, se encontraron manchas de sangre en un baño de la residencia y en el auto Mercedes Benz que manejaba Casellas Toro.

El Nuevo Día publicó que existen contradicciones entre vecinos en cuanto a la hora en que se escucharon los disparos, pero todos coinciden en que ocurrieron antes de que Casellas Toro saliera de la casa.

Casellas Toro y Paredes tenían dos hijas adolescentes que permanecen bajo la custodia de un familiar. Ninguna de las dos estaba en la residencia el día de los hechos.