Con voz temblorosa, Ana Cacho afirmó esta tarde que demandó al exdetective privado Milton Rodríguez movida principalmente por una preocupación por el bienestar de su hija mayor.

“Lo más que me preocupa es lo que había escrito sobre mi hija, que en ese momento tenía 13 años, que ella había asesinado a su hermano (Lorenzo González Cacho)”, indicó la mujer a preguntas de su abogada Sharon González Maldonado.

Hoy, en el tercer día del juicio que se sigue contra Rodríguez por supuestamente violar los términos de confidencialidad del contrato que firmó con la familia Cacho González, Cacho declaró que luego de que Rodríguez publicó su libro “Caso Lorenzo: Desde mi punto de vista”, en septiembre de 2010, recibió llamadas de los “amiguitos” de su hija preocupados por supuestas alegaciones que realizó el expolicía en la publicación.

“Yo temo mucho por mi hija”, insistió la mujer, que se sentó a declarar a las 4:32 p.m. ante la jueza del Tribunal de San Juan Enid Martínez Moya.

En el libro, Rodríguez relata que en una reunión sobre la investigación advirtió a Ivette González, mamá de Cacho, que se "preparara para lo peor", pues le había llegado información que comprometía a la hermana mayor de Lorenzo. Esa información nunca ha sido probada durante la pesquisa criminal que realizan las autoridades.

Esta tarde, durante su testimonio, Cacho afirmó que los comentarios negativos en su contra subieron de tono luego de la publicación del libro.

Minutos antes, en la redirecto a su mamá, Ivette González, la licenciada Brenda Berríos Morales, leía algunos de esos comentarios que circularon en algunos medios digitales un mes después de la publicación del libro y que proponían llevar a Cacho al Estadio Hiram Bithorn para matarla a pedradas o encontrársela en la calle para “entrarle a pedrá y darle peor que a Jesucristo”.

En su turno, Cacho, quien lució algo nerviosa y llorosa, solo mencionó los comentarios donde la tildaban de ser la “asesina” de su hijo o la “encubridora” de su hija.

“Este libro como que le ha dado más valentía a la gente para tener más odio en contra mía”, subrayó la mujer, que tiene un bachillerato en Administración de Empresas.

Durante los 25 minutos que duró el directo de la licenciada González Maldonado, quien representa a la familia Cacho González junto a Berríos Morales, Cacho indicó que inició las páginas del contrato que suscribió con Rodríguez y su compañía RT Securities, mientras que su mamá rubricó el documento.

“No sé por qué no aparece mi firma. (Ese fue) fue el primer día después que llegué a la casa después de la muerte de mi hijo y no estaba muy bien”, respondió a una pregunta de su abogada sobre la razón para no firmar el documento.

Como ocurrió ayer con el contrainterrogatorio a su mamá, la licenciada Luz Vargas Pérez, insistió en una línea de preguntas que perseguía probar que Cacho contrató a Rodríguez para investigar a su exesposo Ahmed Alí González.

Para corroborar esta tesis, preguntó por qué la lista de sugerencias que Cacho entregó a Rodríguez el 24 de marzo de 2010 no incluía los nombres de William Marrero y Jesús Genaro Camacho, pero sí varias situaciones que dirigían la mirada hacia Ahmed.

Pese a que las autoridades no han radicado cargos criminales por la muerte de Lorenzo, han mencionado como sospechosos a Cacho, a Marrero y a Camacho.

“Yo le pedí que investigara a todos. Que me investigara a mí y a todos incluyendo a Ahmed Alí. El esposo de la señora Varela lo sacó de varios incidentes de violencia doméstica”, contestó.

Cacho se refería a la licenciada Yesenia Varela Colón, quien es esposa de Carlos Sánchez, primo de Ahmed Alí, y quien junto a Vargas Pérez representa al detective Rodríguez. Pese a este vínculo familiar, la licenciada Vargas Pérez aseguró hoy a su salida del centro judicial que no existe ningún tipo de conflicto de interés en este caso.

Cacho también afirmó -a preguntas de Vargas Pérez- que demandó a la Universidad de Puerto Rico, al Departamento de la Familia, al Departamento de Justicia y a su exesposo por daños mentales y sufrimientos en el caso de la custodia de sus dos hijas.

“(Demandé) por tener a mis hijas”, apuntó la mujer, que libra una batalla legal por recuperar la custodia de las menores, que están bajo la custodia de su padre. Cacho no las ha visto en tres años.

Termina testimonio de González

En la tarde, concluyó el redirecto a la mamá de Cacho, quien a preguntas de la abogada Berríos Morales identificó las diversas instancias en el libro que revelan detalles nuevos de la muerte de Lorenzo.

Una y otra vez, González, quien declaró durante tres días, afirmó que “nunca” autorizó a Rodríguez a divulgar pormenores de los 11 parchos de huellas que el exdetective privado levantó de la puerta posterior de la residencia de Cacho en la urbanización Dorado del Mar, donde el menor recibió el golpe y las heridas que provocaron su muerte.

González tampoco autorizó al expolicía, que perdió su licencia de detective a raíz de este caso, que detallara el incidente en que Ahmed Alí “apuñaló una goma” del carro de Cacho y luego se dirigió a su casa a pedirle perdón.

Culminada esta sesión de preguntas, la jueza Martínez Moya inició su propia ronda de preguntas a González sobre legalidad del contrato entre las partes. Indagó por qué Cacho aparece como la cliente al inició el contrato pero el documento no lleva su firma. González, quien firmó el documento, explicó que siente que ambas eran clientas de Rodríguez y que firmó el documento porque en ese momento su hija no tenía el dinero para la contratación.

La jueza también entró en un debate teórico y de elementos de derecho sobre si el contrato se firmó con la corporación RT Securities, cuyo dueño y propietario es Rodríguez, o si el contrato se firmó con el detective en calidad personal.

Cacho, González y su esposo Charles Elías demandaron a Rodríguez por violar los términos de confidencialidad del contrato. Reclaman $1 millón en daños.

Las abogadas de Rodríguez, por su parte, han impugnado la cláusula de confidencialidad, y alegan que tanto Cacho y González ofrecieron entrevistas previas a la publicación del libro y que con esta acción dan una autorización implícita de publicación. También alegan que el libro no ofrece detalles nuevos, que no se conocieran antes de su publicación.

El juicio sigue mañana con la continuación del contrainterrogatorio a Cacho.