Arecibo.- La jueza Iris Reyes, del Tribunal de Arecibo, regañó esta tarde al maestro de educación especial, Christian Serrano Chang, acusado de la muerte del hijo de su excompañera, por usar una pulsera de goma que decía: Christian es inocente y que supuestamente violenta la orden de mordaza impuesta en este caso, al tiempo que lo despojó de su brazalete.

El incidente ocurrió en medio del tercer día del desfile de prueba del Ministerio Público, representado por los fiscales Wilson González Antongiorgi y José Acevedo Acevedo, y en ausencia del jurado compuesto por ocho mujeres y cuatro hombres.

Durante el receso para la merienda del panel de juzgadores el alguacil Carlos Rodríguez Méndez alertó a la jueza sobre la pulsera azul que el acusado llevaba en la mano.

Ante el señalamiento, la jueza llamó al estrado a la defensa, compuesta por los abogados Javier Santiago Santos, Harry Olivero Llorens y Goodwin Aldarondo Jiménez, y al Ministerio Público para discutir la situación.

Luego ordenó al alguacil Rodríguez Méndez ocupar la polémica pulsera azul con letras blancas.

"Esto va a formar parte del expediente", afirmó la jueza al tiempo en que insistió en que el acusado retaba las órdenes del tribunal.

"Está colmando la paciencia", agregó.

El jurado entró a sala para escuchar el breve testimonio del policía municipal, Jorge Ramos Ayala, quien se encontraba en la caseta de entrada al residencial Brisas de Campo Alegre en Manatí, lugar donde residía Dylan con su mamá Rayma Salgado Torres, el 10 de agosto de 2013, día en que murió el niño.

Culminado el testimonio de Ramos Ayala y cuando el jurado abandonó el salón de sesiones, la jueza Reyes Maldonado advirtió al hombre, de 26 años, que por usar una pulsera con un mensaje se exponía a un desacato sumario que conllevaba cárcel.

"Está hilando finito señor", afirmó molesta la magistrada tras recordar al acusado que tiene otro desacato pendiente por supuestamente desobedecer la mordaza.

En noviembre pasado, la jueza Reyes Maldonado, a petición del Ministerio Público, impuso una mordaza que impide que los fiscales, abogados y familiares del acusado realicen expresiones a la prensa o en las redes sociales. Tampoco pueden repartir literatura impresa con expresiones del caso.

Previo al regaño, el agente Juan Rivera, de la División de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales de la Policía explicó que Dylan, de 2 años, murió debido a los golpes severos que recibió y que provocaron que su hígado se desprendiera en dos pedazos.

Esta conclusión que el patólogo Carlos Chávez comunicó en una conversación telefónica a los fiscales y a los agentes de Homicidios Rivera y Carlos Sierra provocó que Salgado Torres, de 29 años, y Serrano Chang se convirtieran en los sospechosos de la muerte del menor.

Rivera declaró que en esa conversación telefónica Chávez también indicó que los golpes no eran compatibles con una caída.

Tras escuchar las palabras del patólogo esa tarde del 13 de agosto de 2013, el testigo partió en un vehículo oficial en compañía de Sierra y la agente Linda García hacia la casa en Morovis, donde se encontraba la pareja.

En la residencia, que pertenecía a Isabel Torres, mamá de la coacusada y testigo de cargo, el agente Sierra conversó con Salgado Torres y Serrano Chang.

Poco después la mujer abordó el vehículo oficial y el hombre los siguió en su vehículo hasta el Cuartel de la Policía, donde ambos fueron entrevistados por los agentes.

Dirigido por el fiscal González Antongiorgi, el agente, con cuatro años de experiencia en la División de Homicidios, detalló que entrevistó al acusado, mientras que Sierra entrevistó a la coacusada, de 29 años, que enfrentará juicio por separado.

Durante la entrevista, Serrano Chang relató que había conocido a Salgado Torres por internet hacía como un año y que en ocasiones pernoctaba en su apartamento.

El acusado indicó al agente que el día antes de la muerte de Dylan peleó con Salgado Torres por unos mensajes de texto viejos que la mujer encontró en su celular. No pasó la noche con ella.

Al día siguiente, 10 de agosto, regresó al apartamento, donde encontró a Rayma con su hermana Diane Salgado. Raymond Salgado, padre de Rayma y Diane, había salido a hacer una compra. El acusado se quedó dormido un rato y luego que se marchó la familia de Rayma escuchó a la mujer conversar con otra vecina sobre algo que le pareció un asunto de "infidelidades" así que recogió su ropa y se marchó el lugar, según la declaración que ofreció al agente Rivera.

Regresó esa misma noche a la casa y notó a Dylan "en la cama con los labios pálidos". Metió al niño en la ducha y después le dio los primeros auxilios.

Posteriormente ambos acusados llevaron al menor al hospital, donde lo declararon muerto.

Diane Salgado, por su parte, testificó que apenas conocía a su hermana.

La joven, de 16 años, que se crió en Estados Unidos, relató que la visita del 10 de agosto constituía la segunda vez que veía a su hermana.

Contó que ese día llegó con su padre al apartamento, pero que el hombre salió luego de descubrir que en el hogar no había comida.

Señaló que cuando el acusado llegó esta tarde, Dylan se escondió detrás de ella.

 Preguntó a su hermana por esta acción inusual del niño y Rayma, según la testigo, le respondió que era porque el pequeño la celaba de su pareja.

A preguntas del fiscal Acevedo Acevedo, Diana Salgado respondió que le parecía que el niño se escondía detrás de ella por temor al acusado.

Sin embargo, a preguntas del abogado Olivero Llorens, reconoció que no sabía que el niño jugaba al esconder con los menores.

Diana Salgado también indagó a su hermana por las marcas negras que el niño tenía debajo de ambos ojos.

La coacusada, cuyo juicio se verá por separado, le indicó que eran golpes de una caída que el menor había tenido en casa de la abuela materna.

El juicio sigue el viernes a la 1:00 p.m.