Su testimonio contra tres hombres acusados de cometer el asesinato de Glorimar Pérez Santiago es apenas uno de los casos en los que admite haber mentido. 

Es tan devastador lo que cuenta sobre su participación fatula en casos judiciales  que, asegura, por eso no le quieren dar paso a su testimonio como parte de un posible nuevo juicio contra Nelson Ruiz Colón, José A. Caro Pérez y Nelson Ortiz Álvarez.

“Caerían demasiadas personas. Se destaparían demasiadas cosas”, indicó.

En entrevista telefónica con Primera Hora, Guzmán reiteró que mintió durante el juicio de los tres hombres porque personas con poder, entiéndase agentes de la Policía, el Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) y el Negociado de Investigaciones Especiales (NIE) le daban dinero, le compraban bebidas alcohólicas y le daban “espacio” para que fuera a comprar drogas.

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De esa manera, dice,  se involucró en una maraña de mentiras de la que trató de salir huyendo a Estados Unidos.

Sin embargo, allá lo encontraron previo al juicio del caso Glorimar.

Un sábado por la mañana llegaron a su trabajo uno seis agentes, mientras que otros tres fueron a su casa donde mantuvieron bajo custodia a su esposa y sus hijos.

“Me dijeron: ‘o cooperas o te metemos preso a ti, y a tu esposa y a ver qué haces con tus hijos’. ¿Uno qué va a hacer? Pues para que no siguieran  les dije: ¿qué es lo que tengo que decir?... Ellos me llevaron a la escena donde encontraron a la muchacha (Glorimar) me dieron copia de los papeles, fotos...  me buscaban todos los días y me llevaban al cuartel para que yo me aprendiera lo que tenía que decir, me enseñaron las fotos de ellos  (los acusados) porque yo ni siquiera los conocía”, recordó. 

Guzmán alega que para corroborar su versión acerca del dinero que recibió de las autoridades para que mintiera,  solo habría que verificar el registro de cheques que el NIE le daba al agente Víctor Burgos, con los que “compraba sus mentiras”.  

“Esos tres muchachos que están presos, pero ellos no tienen nada que ver. Esto fue fabricado desde el principio”, afirmó Guzmán.

Añadió que el otro testigo en el caso,  Luis Martínez Rivera, quien también se retractó de inculpar a los tres hombres y quien ya falleció, vivió el mismo patrón de recibir dinero de las autoridades con el que podía alimentar su dependencia a las drogas.

Lo dan por muerto

Cuando Martínez Rivera confesó que había mentido, las autoridades no pudieron encontrar a Guzmán y alegaron en la corte que había muerto.

“Si a ese juez le hubiera interesado hacer justicia en ese momento, hubiese exigido mi certificado de defunción, pero no lo hizo”, manifestó.

“Hay mucha gente diciendo que yo me retracté porque la familia de los muchachos me dio dinero. Pero eso no es cierto. A mí quien me pagaba era el Departamento de Justicia, pero para mentir. Yo te diría que de todos los casos fueron como $15,000 en total... Ellos deben tener esos cheques registrados. A través (del investigador privado contratado por la familia Antonio) Santana yo llegué a Puerto Rico a decir la verdad, pero ninguna familia me pagó a mí nada”, aseguró. 

Al día de hoy, Guzmán padece de una enfermedad terminal, sigue en los Estados Unidos.

Asegura que no puede visitar a su mamá en la Isla, ni llamarla porque el acoso de la policía se reaviva para que les revele su paradero.

Así que apenas le envía mensajes con segundas y terceras personas para tratar de que no lo rastreen. En esas lleva más de 20 años. Y espera poder volver algún día y decir en corte la verdad: que le pagaron para inculpar a los tres hombres.