Con la foto de su hijo Lorenzo en la mano, Ana Cacho se sentó en el segundo banco de la sala 1105, del Tribunal de San Juan, como lo ha hecho por el último año.

Llegó temprano y sin soltar palabras cruzó la línea de periodistas y fotoperiodistas que la esperaban a la salida del ascensor. Caminó sola por el amplio pasillo para entrar al salón de sesiones y ubicarse en uno de los bancos cercanos al escritorio de los abogados defensores. Entonces sacó una pequeña libreta para tomar notas y en la mano izquierda aguantó la foto de su hijo Lorenzo González Cacho, quien sonreía en la pequeña imagen.

Unos minutos después el aguacil de sala llamó el nombre de Luis Gustavo Rivera Seijo, conocido como El Manco, quien no estaba en sala para la audiencia.

Su abogada María Soledad Sáez Matos, de la Sociedad para la Asistencia Legal, se ubicó en el podio y el psiquiatra del Estado, Rafael Cabrera Aguilar musitó unas palabras.

Habló tan bajito que la fiscal Elba Acevedo Pérez tuvo que pedirle que repitiera su recomendación.

Cabrera Aguilar informó que evaluó a Rivera Seijo la semana pasada y recomendó que el hombre permanezca recluido en el Hospital de Psiquiatría Forense en Río Piedras.

Sugirió también que se pautara una vista de seguimiento en varios meses.

La licenciada Sáez Matos no realizó preguntas.

Así las cosas la jueza Eloína Torres Cancel señaló otra evaluación para el próximo 19 de junio y una vista de seguimiento para el 24 de junio.

Cacho escuchó con atención las palabras que el perito expresó sobre el hombre, que al igual que ella, ha sido vinculado a la muerte de su hijo Lorenzo.

Luego abandonó la sala de sesiones escoltada por alguaciles sin hacer comentarios a la prensa.

En audiencias pasadas, la mujer ha reclamado a las autoridades que investiguen todos los ángulos de la muerte de su hijo.

Ante la breve alocución en sala, este medio preguntó al psiquiatra sobre su opinión sobre El Manco, quien recientemente participó en una recreación de la escena en la casa en la urbanización Dorado del Mar, donde Lorenzo recibió los golpes que le causaron la muerte.

En la vista pasada, Cabrera Aguilar recomendó el traslado de Rivera Seijo a un hogar sustituto o a un programa residencial. Sin embargo, ante la falta de un recurso familiar o de una institución que lo reciba, el hombre ha permanecido en la institución médica.

Hoy Cabrera Aguilar reiteró dicha recomendación para que el hombre reciba atención médica fuera de Hospital de Psiquiatría Forense.

"No hay un recurso (familiar), ni una alternativa menos restrictiva", apuntó.

"Podría estar libre, lo que pasa es que no hay un recurso", agregó a este medio a su salida del centro judicial.

Luego de ser declarado inimputable por un cargo de asesinato atenuado y una violación a la Ley de Armas por hechos relacionados a la muerte de un deambulante en febrero de 2010, Rivera Seijo se ha mantenido bajo la supervisión del Estado.

Rivera Seijo supuestamente confesó el asesinato del niño, pero luego se retractó de dicha admisión. Documentos sobre su excarcelación también aparecieron en el patio de la residencia en la urbanización Dorado del Mar, días después de la muerte del niño, de 8 años.

Las autoridades federales han investigado el posible vínculo de Rivera Seijo al asesinato del niño, pero las autoridades estatales han descartado dicho escenario.

Cuatro años después de la muerte del menor, las autoridades no han esclarecido este asesinato, ni presentado cargos por el crimen, pero señalan a Cacho, Jesús Genaro Camacho, el agente federal William Marrero y Arnaldo Colón como sospechosos del crimen.