Como en noviembre pasado, arribó temprano a la sala 1105. Acompañada de un libro, se sentó sola en el último banco de amplio salón. Pasó inadvertida hasta que dos periodistas la divisaron y se acercaron a conversar con la mujer.

Tranquila observó los prodecimientos que presidía la jueza Eloína Torres Cancel hasta que la secretaria de sala llamó el caso de Luis Gustavo Rivera Seijo alias El Manco, un hombre que las autoridades vincularon brevemente a la muerte de su hijo Lorenzo González Cacho.

Entonces, su rostro se tornó serio y algunas lágrimas se asomaron en su rostro.

Hoy la magistra celebró una vista de seguimiento en el caso de Rivera Seijo, quien se encuentra en el Hospital de Psiquiatría Forense en Río Piedras

El hombre no estuvo en sala, pero su abogada María Soledad Sáez Matos, de la Sociedad para la Asistencia Legal, acudió en su representación para escuchar el resultado de la evaluación del psiquiatra del Estado, Rafael Cabrera Aguilar.

“El jueves fue evaluado. Tiene buen contacto con la realidad”, afirmó Cabrera Aguilar desde el banquillo de los testigos.

“Está preparado para continuar su tratamiento en un lugar menos restrictivo”, agregó.

Inmediatamente recomendó su traslado a un hogar sustituto o un programa residencial.

La jueza Torres Cancel acogió la recomendación y ordenó su traslado tan pronto se identifique un lugar.

Así las cosas, Cabrera Aguilar volverá a evaluar al hombre el 28 de febrero y divulgará sus resultados en sala el próximo 5 de marzo.

A su salida de sala, una llorosa Cacho musitó que buscaba “justicia (para) Lorenzo”.

Cacho también busca respuestas. Quiere saber por qué documentos del Manco aparecieron en su casa.

Tras la audiencia, Cacho salió del lugar por las escaleras debido al malfuncionamiento de los asensores, pero luego regresó en elevador al piso 11.

En un espontáneo momento de solidaridad, una mujer que se encontraba en el ascensor le preguntó por la lucha que libra para ver a sus dos hijas, cuya custodia perdió después de la muerte de su vástago.

“Ya eso es un abuso y ¿no te van a dejar verlas?”, soltó la mujer, según contó a este medio una persona que presenció el intercambio.

Rivera Seijo estuvo involucrado en la pesquisa por la muerte de González Cacho luego de que documentos sobre su excarcelación aparecieran en el patio de la residencia de su madre en la urbanización Dorado del Mar, donde murió el niño, días después del crimen.

Las autoridades todavía no han esclarecido este asesinato, pero señalan a Cacho, Jesús Genaro Camacho, el agente federal William Marrero y Arnaldo Colón como sospechos del crimen, pero todavía no han radicado cargos contra ninguno.