Ortiz había fallado en completar las 600 horas de servicio comunitario en cuatro años de libertad condicionada que se le habían impuesto tras declararse culpable en noviembre de 2011 por posesión de cientos de plantas de marihuana. Como parte de su sentencia, Ortiz ya había cumplido seis meses de cárcel y nueve meses de arresto domiciliario.

La portavoz de prensa de la fiscalía federal en Puerto Rico, Lymaris Jovet, informó que Ortiz fue ingresado en la tarde de hoy al Centro Metropolitano de Detención después de la orden emitida por la jueza Carmen Consuelo Cerezo.

La determinación de la jueza establece que después de cumplir el tiempo en prisión, Ortiz tendrá que completar las 278 horas de servicio comunitario que quedaron pendientes en mayo pasado, cuando se terminó el periodo de probatoria.

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“Luego (de los 45 días en prisión), tendrá libertad supervisada hasta mayo (de 2017). Para entonces tiene que haber cumplido las horas pendientes”, explicó Jovet.

Cerezo se había reservado el fallo después de escuchar el testimonio de Ortiz en una vista celebrada el pasado 6 de julio, cuando el exjugador explicó por qué no había cumplido con los términos de la probatoria, que consisten en dar charlas a niños y jóvenes de los peligros de las drogas y la adicción.

El excentro, que militó en el Baloncesto Superior Nacional con San Germán, Santurce y Arecibo, insistió en que no tuvo oportunidad suficiente para completar las horas de servicio, pues no le surgieron las actividades necesarias para hablarle a grupos de niños sobre los peligros del consumo de drogas, como lo establecía la sentencia.

Señaló que “la mayoría de las veces las peticiones (de participación) era para actividades de baloncesto”.

También señaló que otra complicación era alternar esas actividades con el horario de su trabajo, lo que también es un requisito de la sentencia.

“Nadie habla por cinco horas”, dijo Ortiz, al señalar que le tomaba tiempo, además, el traslado a los lugares donde lograba coordinar charlas en diferentes partes de la Isla. “Algunos niños te atienden por 40 minutos y ya”.

“Nada (impidió que cumpliera), con excepción del tiempo”, manifestó Ortiz.

Casi al final de la vista, el fiscal federal José Capó presionó a Ortiz para que dijera cómo no pudo hacer 3.5 horas semanales por cuatro años, lo que equivalía a 600 horas, y por qué no acudió a la Oficina de Probatoria para indicar que no podía cumplir con las horas requeridas.

“Yo no decidí incumplir”, dijo Ortiz. “No pude”.

En la vista, la jueza también escuchó el testimonio de un empleado de FIBA-Americas, donde había estado trabajando Ortiz, y de un oficial de la Oficina de Probatoria federal, quien recomendó que se extendiera el tiempo de probatoria para que pudiera hacer las horas restantes.

Por un lado, Néstor Rodríguez, quien trabaja para FIBA-Americas como gerente de competencias y federaciones nacionales, señaló que Ortiz cumplió horas de intercambio con jóvenes como parte de su participación en la organización del torneo “Cultura 3x3” en Puerto Rico.

Rodríguez también aseguró que el evento no formaba parte del trabajo de Ortiz con FIBA-Américas, por el cual recibía un sueldo, como intentaban establecer las preguntas de la fiscalía.

De todas formas, sumando las horas de esa actividad, no saldaban el balance requerido por la sentencia de Ortiz.

Por su parte, el oficial probatorio, Martín Santiago, destacó que Ortiz había logrado proyectar estabilidad. Señaló que además de mantener una pareja estable por años, cumplió con otras disposiciones de la sentencia, como tener un trabajo y las pruebas de dopaje, pese a que falló una a principio de su libertad condicionada.  

Ante esto, Santiago recomendó que se extendiera el tiempo de probatoria para que Ortiz cumpliera con las horas restantes.

Mientras, durante la vista, en varias ocasiones la jueza le cuestionó a Ortiz por qué no hizo más para acercarse a organizaciones y escuelas para llevar a cabo dichos intercambios.

Le preguntó por qué no “tocó más puertas” para ofrecerse como recurso para hablar de su experiencia con el propósito de alejar a los niños y jóvenes de las sustancias controladas.

“Parece que paré, pero no”, dijo Ortiz. “Nada me detuvo. Seguí trabajando en la academia (de baloncesto en Yabucoa)”.

Aunque dijo que pensaba que ese contacto con jóvenes ayudaba a su probatoria, reconoció que ese tiempo no cualificaba porque recibía paga a cambio de sus servicios.

En mayo pasado, la magistrada federal Silvia Carreño Coll también había recomendado que se extienda por seis meses adicionales la orden de libertad supervisada que cumple Ortiz relacionado a su caso de posesión de drogas en el foro federal.

Ortiz había sido arrestado en junio de 2011 por poseer un cultivo de 218 plantas de marihuana y 40 balas compatibles con las utilizadas en rifles AR-15 en una residencia de su propiedad en Cayey.

Además de su experiencia en el baloncesto profesional de Puerto Rico y con la Selección, Piculín brilló en la NCAA con la Universidad de Oregon State, así como en las ligas profesionales de España y Grecia. Tuvo un breve paso por la NBA con los Jazz de Utah.