Da la impresión que los puertorriqueños han venido cambiando su actitud hacia el uso de las armas de fuego, y lo que antes parecía ser solo una afición deportiva hoy se está convirtiendo en una medida de defensa ante el alza de la criminalidad.

Una visita a la Armería y Club de Tiro Ponce de León en Río Piedras, da una idea de cómo se está disparando la compra de armas de fuego por parte de los puertorriqueños para defensa personal.

Según las estadísticas de la Policía, al momento hay un total de 184,090 armas de fuego inscritas en Puerto Rico.

Carlos Domínguez, gerente de la armería, indicó a Primera Hora que la venta de armas ha aumentado en un 10 y 15 por ciento por “el buen servicio que dan”.

¿Por el buen servicio o algo más?

Por la criminalidad, como la gente teme por su vida... La gente expresa situaciones que han pasado. Eso es un factor importante que los hacer venir a la armería a comprar un arma. Vienen y relatan lo que le sucedió; un robo, un asalto y quieren una licencia para arma de fuego para proteger su casa. Vienen. Practican. Cogen los cursos.

¿Cuántas armas se venden a la semana?

Bastantes. Vienen muchas.

¿Cuántas personas vienen aquí, todos los días?

Un promedio de 100, 200 o más. Ahora mismo hay como 25 o 30 personas en cuestión de 15 minutos.

Al preguntarle al armero cuál es la proporción entre hombres y mujeres que llegan a comprar armas, recalcó que “más o menos diría, un 65 a 35 por ciento. Antes era un 95 por ciento hombres y cinco por ciento mujeres”, dijo.

Víctimas del crimen

Los esposos Christopher Miranda y Mayra Bezares fueron al negocio a recoger un arma.

“Yo estoy tramitando primero y ella próximamente”, dijo Miranda.

¿Por qué?

Por protección.

Relató que hace unos tres meses sus hijos fueron interceptados frente al portón de entrada a su casa. Eran cuatro sujetos armados.

“ Se acercaron a mi hijo y a mi hija. De hecho, a mi hija la toquetearon. El nene tiene 21 y la nena 18. Fue como a las 10:00 de la noche. En ese momento lo decidí. No se puede... de verdad.

¿No gritaron?

No les dieron break. Eran cuatro individuos armados. Le partieron la nariz, el tabique... le llevaron todo: celulares, la cartera.

Bezares, quien tomaría el curso de uso y manejo de armas ese día interrumpió para agregar que “ya los cogieron a dos. Fue en Country Club”.

¿No tiene miedo a usar una pistola?

No la voy a tener encima. Es para la casa y el tiro al blanco. Luego, si me motivo, saco la portación para tenerla encima, por temor y protección, porque las cosas no están muy buenas.

¿No le tiembla la mano?

No.

¿Está dispuesta a usarla?

Bueno, eso depende de lo que uno se encuentre.

“Pues yo no voy a vacilar. Si tengo la oportunidad, no hay break”, intervino Miranda.

Ricardo Cuevas, un horticultor, de 23 años, recogía un arma de fuego alemana, por la que pagó $800.

“Pienso que en cada hogar debe haber una pistola por seguridad, para proteger a la familia. Es como defensa. A nosotros nos robaron hace ocho años. Nadie estaba en la casa pero hoy es de día, de noche... Se meten con gente, sin gente”, dramatizó.

Germán Nieves, de 28 años, dijo que compró un arma hace un año debido a la alta criminalidad y porque sus amigos están en un club de tiro.

“Ya soy un pro en cuestión de tiro. Soy bien certero en los tiros. Es cuestión de practicar. En la calle no quisiera hacerlo nunca”, dijo.

Muchos portan en silencio

Muchos de los clientes en la armería no quisieron identificarse, para que nadie sepa que andan armados, como fue el caso de Félix O.

¿Porqué la usa?

Por protección. Tuve un incidente; me amenazaron a mi y a mi familia por texto y por teléfono. Querían dinero para no hacernos daño. Nos hablaron de los nombres de cada miembro de mi familia y la localización.

¿Cuánto pedían?

Como $10 mil.

¿Y si no...?

Iban a tomar acción contra nosotros. Tomamos otras medidas de seguridad en la casa, como colocación de cámaras y alarma. Todo.

“Las cosas están malas. Hay muchos asaltos. Mucha gente cometiendo mucha locura. Hay que protegerse y proteger la familia”, concluyó.