AIBONITO -  “Yo siempre he dicho que a mi hermana la mató la pena. La pena que le tenía a la gente”.

La frase, pronunciada por Amador Rodríguez Rivera, sirve para resumir su teoría sobre por qué mataron a Cecilia Rodríguez Rivera, cuyo cadáver fue encontrado el 25 de noviembre de 2013,  en la habitación principal de una estructura de dos niveles en Aibonito que por 15 años utilizó para administrar su cuido de ancianos: Paraíso de Amor.

El hogar había sido cerrado semanas antes por órdenes del Estado por supuesto malos manejos en el cuido de los ancianos.

Amador, el menor de nueve hermanos, no tiene reparos en señalar a quien él y la propia Policía consideran uno de los principales sospechosos del asesinato de la mujer de 54 años y madre de dos hijos,  que fue encontrada con golpes contundentes en el rostro.

Según el familiar,  se trata de un sobrino de la víctima, un hombre de 37 a 38 años que dijeron fue convicto en el 2004 por asesinato en segundo grado tras quitarle la vida a su pareja dos años antes, en el condado de Monroe, Nueva York.

Su convicción fue anulada por un asunto procesal el Tribunal Supremo de Nueva York.

Tras salir en libertad, el hombre regresó a su pueblo natal de Aibonito. Huérfano de madre, Cecilia le dio albergue y le permitió trabajar en su hogar de ancianos.

En entrevista con este medio, Amador y Franleishka Santos Rodríguez, hija de Cecilia, expresaron que entienden que el cierre del hogar fue el detonante que culminó con el asesinato de la mujer. Según ambos, una mujer que era pareja del sospechoso y que también trabajaba en el hogar, tuvo diferencias con la familia de uno de los ancianos que cuidaban en el lugar y eso provocó una querella que desembocó en el cierre.

“Era un momento de desesperación porque todos dependían (económicamente) del hogar”, sostuvo Amador.

Al ser vista con vida por última vez, Cecilia le dijo a su hija en la noche del 22 de noviembre del año pasado que iría a Coamo a conocer a un hombre con quien se comunicaba por la red social Badoo.

“Ella me dice que va a conocer a uno de ahí (la red social Badoo) pero ella no salió de Aibonito -según la hora que aparece llegando al hogar. Ella se vestía bien cuando iba a conocer una persona y ese día ella salió bien sencilla”, recordó su hija.

Según el relato de la joven, justo antes de llegar al hogar, su madre la llamó y le dijo: 'Dile a la nena (su nieta) que la amo mucho'”, contó Franleishka. “Eso fue todo lo que dijo y enganchó”, agregó.

Según narró, el plan de su madre era regresar a su residencia en el barrio Pasto, de Aibonito, antes de las 2:00 a.m. del día siguiente.

Vídeos de seguridad de un supermercado cercano al hogar de ancianos, ubicado en la carretera PR-14 de ese pueblo, que están en poder de la Policía, apuntan, según Amador, a que su hermana llegó al lugar a las 10:15 p.m. en su guagua Toyota Rav4 junto a un hombre. Unos 15 minutos más tarde llegó al lugar una camioneta cuyo ocupante no se ve en el vídeo.

La mujer no salió con vida del lugar.

El hermano de la víctima no ha visto los vídeos y depende del relato que le hizo el primer agente de Homicidios que investigó la muerte, el policía Félix Rivera. El caso ahora está en manos del agente Luis Colón Vega.

“La comunicación con Luis Colón ha sido una sola vez y nos dijo que no había podido trabajar con el caso”, sostuvo Amador. “Siempre se nos ha dicho que hay unos sospechosos. El pueblo completo sabe quiénes son porque se ha corrido la voz”,  dijo Amador.

Cecilia fue reportada desaparecida por su hija el 23 de noviembre de 2013 y dos días más tarde el cadáver fue “descubierto” por el sobrino que el hermano e hija de la víctima señalan como responsable –y quien vivía en el hogar antes de su clausura- y por el otro hijo de Cecilia.

En la escena se encontró su guagua, no así las llaves, la cartera ni su teléfono celular.

Según Amador, él le cuestionó a su sobrino y a su pareja lo que sabían del caso y descubrió que ambos le brindaron información contradictoria a diferentes personas.

Tras la muerte de Cecilia el hogar ha seguido cerrado y el hombre que señalan como principal sospechoso cortó comunicación con la familia y se mudó a Barranquitas, dijeron los entrevistados.

“Quien lo recoge cuando se quedó sin lugar donde vivir fue Cecilia. No era un ambiente saludable y hay otras personas que también se deben entrevistar y a mi entender también son sospechosos. Estaban en ese núcleo día a día”, dijo el hermano de la occisa.

Según Amador y Franleishka, la familia de Cecilia ha vivido en las sombras durante el pasado año al obtener escasa información por parte de la Policía sobre el avance de la pesquisa.

“Ha pasado un año y no tenemos nada concreto”, dijo Amador. “Lo mejor sería que las personas que lo hicieron se entregaran. Uno ve el caso, lo sucedido y quizás uno pecando de ignorante, (pienso) es un caso que no sería difícil de resolver. Hay un vídeo, sospechosos y personas que mintieron”, agregó.

Para Franleishka, saber con certeza quién mató a su madre es esencial para cerrar el capítulo, aunque eso significa enfrentar la posibilidad que sea acusado un pariente.

“Nunca pensé que un familiar tan cercano, que ella haya ayudado tanto a ese muchacho… nunca pensé que esa persona fuera el asesino”, contó la joven.

“Nosotros éramos como uña y carne. Siempre andábamos juntas. Ella se desvivía por sus pacientes y buscaba el bien de todos ellos. Era un ser humano bien especial que no merecía morir de esa forma”, agregó.

Entretanto, el sargento Miguel Torres, jefe de Homicidios en Aibonito, indicó que su equipo no ha podido establecer un móvil detrás del asesinato de Rodríguez Rivera. Sin embargo, reconoció que el sobrino al que varios parientes señalan es uno de los sospechosos del crimen.

El sí figura como sospechoso y fue entrevistado bajo advertencias de ley. Da una versión de los hechos. En estos momento estamos corroborando la información que él brindó y verificando su veracidad”, dijo el oficial.

Mencionó que el hombre inicialmente fue visto como “persona de interés”, lo que significa que tendría información valiosa para la pesquisa.

“Cuando corroboramos información (que brindó) nos percatamos que la información no es como la menciona, no era real. Por tal razón y por otros hechos entendemos que es sospechoso en el caso”, argumentó.

Torres dijo que el sobrino de la víctima afirmó que se topó “de casualidad” con su tía en un sitio cercano al hogar.

“Se pudo corroborar que eso es totalmente falso... “No hubo un encuentro como él lo mencionó”, sostuvo.

Torres reconoce que se ocupó un vídeo de seguridad de un supermercado que se encuentra justo frente al hogar de ancianos. Sin embargo, aunque dice que sirve para establecer que al lugar llegaron dos vehículos, no se puede precisar marca ni modelo de los mismos, mucho menos el género de las personas que salieron de los mismos.

“El vídeo no es esencial”, aseguró.

Torres confirmó que una herramienta conocida como una pata de cabra, descubierta por Amador dentro de un pozo muro de la propiedad, forma parte de la evidencia recopilada y que ha sido enviada al Instituto de Ciencias Forenses junto a muestras bucales de material genético de hasta cinco personas –incluyendo el sobrino de la mujer- y muestras de material genético levantado en la guagua de Rodríguez Rivera.

Torres recalcó que no hay prueba, por ahora, de que la pata de cabra haya sido utilizada para matar a la mujer.

“Es importante que obtengamos los resultados que nos van a guiar (en la pesquisa). Vamos a tener más claro y esperamos obtener informaciónt sobre la persona que la acompañaba”, dijo al describir como “esencial” las muestras bucales enviadas al ICF.

Torres dijo desconocer cuándo se recibirán los resultados de esos exámenes.

Este medio contacto al Departamento de Justicia  y al ICF y su portavoz de prensa dijo que han entrevistado a varias personas en relación al caso, pero que aún la evidencia no ha sido analizada.