Especialistas del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) lo confirmaron: “Edgardito” murió de hambre y en un severo estado desnutrición, por lo que su caso fue clasificado como homicidio desde el 3 de agosto pasado.

Sin embargo, han pasado dos meses desde la importante determinación del patólogo Darío Sanabria, y el Departamento de Justicia aún no ha radicado cargos contra Luz Diane González, la madre de Edgardo Edriel González, el pequeñín que pesaba solo 14 libras y medía dos pies con ocho pulgadas. Su cuadro físico era tan desgarrador que aparentaba tener entre 18 y 20 meses de nacido.

Al ser abordada por Primera Hora sobre el particular, la fiscal Melissa Vázquez Sandoval, directora de la Unidad Especializada de la Fiscalía de San Juan, dijo que “aún faltan unos testimonios periciales” para completar el expediente.

Esta misma contestación fue ofrecida por la fiscal el pasado 15 de agosto cuando este diario le preguntó sobre el asunto.

“El informe del patólogo es evidencia esencial, pero no es la única y estamos terminando con otros testimonios periciales[...], ya para el próximo mes podríamos radicar el caso”, dijo en aquel entonces.

Pero terminó septiembre y nada.

“Estamos organizando la prueba y esperando por una testigo del Departamento de la Familia... Esperamos que en algún momento del próximo mes se radique el caso. No sé decirte fecha exacta, pero el próximo mes (noviembre) es nuestra fecha límite”, expresó Vázquez Sandoval. El tiempo dirá.

La portavoz del Ministerio Público no supo precisar si el delito por el que se acusará a la madre de Edgardito –quien tiene 25 años y vive en la barriada Las Monjas, en Hato Rey–, será por homicidio negligente o por asesinato en primer grado.

Destacó que, de demostrarse convicción en el primero de los delitos, la pena podría fluctuar entre 3 y 8 años de cárcel. Mientras, el asesinato en primer grado tiene un castigo de 99 años en prisión.

Los hechos de este lamentable caso se remontan al 20 de noviembre de 201, cuando el chiquitín fue llevado por su progenitora al Hospital Pavía de Hato Rey. La mujer alegó que el niño se ahogó mientras tomaba una botella de leche. Sin embargo, al ver las condiciones físicas del niño, los médicos sospecharon de maltrato por desnutrición, por lo que el caso fue referido al Departamento de la Familia (DF) y a la Policía. De inmediato, a la mujer le removieron otros tres hijos, que actualmente están bajo la custodia de Familia.

Edgardito estaba tan malito que tuvo que ser recluido ese mismo día al Hospital Pediátrico de Centro Médico. El niño pareció en un momento dado luchar por su vida, pero a la mañana siguiente –tras un fallo respiratorio– perdió la tormentosa batalla que poco a poco le arrebató la vida.

Alguien que jamás podrá olvidar las últimas imágenes con vida del niño es el teniente Luis Martínez, de la División de Delitos Sexuales y Maltrato a Menores de San Juan.

“Es una escena que da ganas de llorar... no tenía líquido gástrico en el estómago y estaba tan deshidratado que no se le encontraron las venas para poderlo inyectar ni se le pudo entubar por la garganta. Estaba en los huesitos”, dijo Martínez el día en que murió el nene. Al fallecer, el caso de Edgardito fue transferido a la División de Homicidios bajo la investigación de la agente Leticia Vázquez Santiago.

Por su parte, la doctora María Conte, directora del ICF, aseguró a este diario que las consideraciones para clasificar el caso como un homicidio están “bien fundamentadas”.

“No fue una muerte aguda[...] es una condición crónica que toma un tiempo para desarrollarse hasta que finalmente se produce el deceso”, comentó Conte al dar a conocer los resultados forenses en los que se evidenció señales de desnutrición en la delgadez del cadáver, la falta de grasa corporal, la deshidratación de tejidos y sus deformidades esqueletales.