Seguramente muchas veces te has preguntado qué pasa por la mente de un individuo que  abre fuego indiscriminadamente, ocasionándole la muerte a personas inocentes.

Es algo que es normal cuestionarse cada vez que se reportan tragedias de este tipo en escuelas, universidades, centros comerciales y cualquier otro lugar.

Contrario a lo que muchos puedan pensar o argumentar, un estudio realizado por investigadores de las universidades de Duke, Harvard y Columbia encontró que los individuos que cometen este tipo de actos podrían estar empujados por problemas de temperamento y no de salud mental.

Los investigadores encontraron también que el 1.5% de los adultos con problemas de temperamento carga con un arma de fuego.

Uno de los hallazgos más significativos del estudio, publicado en Behavioral Sciences and the Law,  fue que los individuos que poseían armas de fuego, las sacan de su hogar  y expresaron tener problemas de impulsividad y coraje.

Los participantes considerados en alto riesgo de presentar una conducta impulsiva respondieron afirmativamente a algunas de las siguientes preguntas: “Me dan rabietas y arrebatos de ira”,  “A veces me siento tan enojado que rompo cosas” y  “ Pierdo los estribos y termino en peleas físicas”.  

Aunque el estudio mostró una relación entre la violencia impulsiva y la posesión de armas, el estudio no encontró relación entre tener una condición de salud mental seria - como esquizofrenia y bipolaridad- y ser impulsivo, temperamental y querer tener un arma de fuego.  

Esto corrobora investigaciones previas que indicaban que la mayoría de las personas con problemas mentales no son propensos a ser violentos. Sólo el 4% de la violencia puede atribuirse a las principales enfermedades mentales. La violencia interpersonal generalmente es causada por otros factores, como el abuso de sustancias.

Los autores del estudio sostuvieron que una política más efectivas para evitar tragedias  sería restringir el acceso a las armas de fuego basado en el historial de arrestos del individuo. Algunos arrestos que podrían alertar sobre un patrón de impulsividad son violaciones a órdenes de restricción o a la ley de violencia doméstica, por ejemplo.