Un jurado de seis mujeres, seis hombres y un varón suplente comenzó a aquilatar esta tarde la prueba en el juicio en su fondo contra David Bonilla Fernández, acusado de matar a Julio Ramos Oliver, el 19 de enero de este año, en las Fiestas de la calle San Sebastián, en el Viejo San Juan.

La jueza Eloína Torres Cancel, del Tribunal de Primera Instancia de San Juan, advirtió a los familiares del difunto que si no podían contener sus emociones, tenían que abandonar la sala.

“El tribunal no está ajeno al impacto emocional de los familiares, pero si no pueden manejar la situación no pueden estar en sala. Estamos en un juicio con un jurado que se puede afectar”, sentenció la jueza superior.

La madre, una hermana y otros familiares de Ramos Oliver estallaron en llanto y sollozos cuando vieron las fotografías del cadáver ensangrentado en la pantalla de un televisor, mientras declaraba el primer testigo de la fiscalía.

“Impresiona. Él nos hace mucha falta. Era nuestro hermano menor, pero yo quiero ver el proceso. Voy a sacar fuerzas para estar aquí”, dijo Lisbeth Ramos Oliver, una de las hermanas del occiso. La joven, al igual que varios miembros de su familia, llevaban camisetas con el mensaje “Sana convivencia, seamos tolerantes”.

El acusado, quien es representado por el abogado Jorge Gordon Menéndez, hizo alegación de no culpable.

Los fiscales Mario Rivera Géigel y Nadia Pineda Pérez sentaron a declarar primero al investigador forense, Jesús Ayala Rosario, quien tomó 55 fotografías en la escena del crimen, ocurrido en la intersección de la calle Francisco Rufino de Goenaga con la calle del Cristo.

Ayala Rosario dijo que llegó a la escena de los hechos poco después de la medianoche junto con otros dos investigadores forenses y con su supervisor.

A preguntas del fiscal, el testigo dijo que la escena era cerca del Tótem en la Plaza del Quinto Centenario y que la iluminación era buena. Indicó que había entre tres a cuatro cámaras de seguridad en el área y varios postes de alumbrado.

En su informe inicial a los miembros del jurado, el fiscal Rivera Géigel dijo que los testigos van a señalar que un bonche de amigos de Cataño se pusieron de acuerdo para compartir durante la noche de los hechos. “Bebieron y fiestaron, lo que hacen la personas en la calle San Sebastián”, indicó para agregar que después de las 12:00 a.m., en un lugar abierto, el acusado interfirió con la víctima con un arma de fuego.

“Le hace tres disparos premeditadamente en un lugar público. Vamos a pasar prueba pericial de que uno de los disparos fue en el rostro y que después le dio dos más. Uno fue tan cerca, que la pólvora le quemó la cara”, dramatizó el fiscal al exponer los argumentos iniciales. 

“A ustedes les toca determinar si ese asesinato tuvo alguna justificación. Los testigos van a señalar que vieron al acusado disparar. Este asesinato se grabó en video. La prueba va a señalar que el Municipio de San Juan había puesto cámaras de vigilancia. Van a ver un asesinato en video. Se ve a este joven (el acusado) disparándole a Julio”, indicó.

Añadió que también presentarán prueba del seguimiento del agente Padilla por calles del casco de San Juan para lograr conocer la identidad de la persona que había disparado. “Las cámaras ubican al acusado esa noche”, sostuvo Rivera Géigel, quien además indicó que presentarán prueba balística de los proyectiles disparados y de la trayectoria de estos impactos.

“No sólo se identifica al acusado, sino a las personas que estaban con él. La prueba va a demostrar la cooperación que se le pide a la ciudadanía con fotos y videos, la identificación de los testigos que estaban allí esa noche. Luego, que analicen la prueba sin pasión, no sólo la prueba del video. La prueba testifical y pericial va a demostrar, que sin duda, ocurrió un asesinato sin justificación y que lo cometió este joven”, agregó el fiscal.

Bonilla Fernández encara un cargo de asesinato en primer grado y dos cargos de poseer y disparar una pistola 9 milímetros.

El juicio continúa el 23 de septiembre en la sala 1105.