Tras un largo e intenso día en el que el juez Francisco Besosa escuchó pacientemente y por un lapso de cinco horas los detalles de la cooperación que el ex senador Jorge de Castro Font brindó a las autoridades federales, el magistrado le impuso una condena de cinco años de prisión y tres de libertad supervisada.

Su hija Andrea lloraba sin parar en sala. Se veía afectada y nerviosa. Pero, tras conocer la sentencia, se mostró satisfecha porque los años que pasará su padre en la cárcel serán menos de los que ella esperaba.

El padre del ex senador, Adolfo de Castro, les envió un consejo a aquellos a los que su hijo “delató” para que sepan qué hacer “cuando los traigan aquí (Tribunal Federal)”.

Según fuentes de Primera Hora, De Castro Font implicó al menos a 85 personas como parte de su proceso de cooperación con las autoridades.

Besosa reconoció, en su dictamen, que 60 meses de prisión son suficientes para castigar el serio delito cometido de traición a la confianza pública. “No hay duda de que este delito afecta la confianza del pueblo en sus instituciones. Esta corte no tolerará la corrupción de esas personas que traicionan la confianza pública. El Gobierno decidió no radicar una moción de reducción de sentencia y De Castro reclama crédito por su cooperación...”, apuntó.

“La corte considera que el señor De Castro Font cooperó extensamente con el Gobierno. Éste es un caso en el que la sentencia impuesta refleja la seriedad del delito y advierte a los funcionarios públicos lo que sucedería con posibles conductas similares”, indicó el juez.

Besosa tomó conocimiento del largo proceso recorrido por De Castro Font desde el día de su arresto, mencionando sus quebrantos emocionales y sus violaciones a las condiciones de fianzas por incumplir la orden de protección de un tribunal estatal, pero también dijo saber de primera mano la cooperación prestada por De Castro Font, por ser el propio magistrado quien ha presidido los procesos judiciales.

Como indicó el juez, el fiscal Timothy Henwood no solicitó la reducción de la sentencia negociada con De Castro Font al momento de éste hacer alegación de culpa, que fue de nueve años, y que es lo que se suele hacer con los testigos cooperadores.

Henwood, acompañado por la fiscal Jaqueline Nova y el fiscal de la División de Integridad Pública Peter Koski, recomendó los mismos 108 meses de prisión acordados porque “no se puede tolerar la corrupción pública”.

“El acusado es una persona educada, inteligente, ambiciosa que escogió el camino incorrecto”, dijo Henwood.

Menciona a Los Auténticos

En su alocución, De Castro Font recordó sus raíces y los apellidos de dos familias dedicadas al servicio público desde el régimen español y luego el estadounidense, expresando su arrepentimiento y vergüenza por haber manchado los apellidos de su familia.

Señaló que fue el legislador más joven electo en la Cámara de Representantes y que no fue hasta que cumplió el quinto término consecutivo que por primera vez “ostentó una posición” y que se “corrompió y prostituyó”.

“Lamentablemente, por una situación histórica en la que me encontraba y la lucha interna de un partido, intentamos proteger y llevar nuestras voces al pueblo, al cerrarse las puertas en el partido político”, apuntó. Indicó que los esfuerzos iban dirigidos a conseguir más fondos para “poder llevar nuestra voz por todo Puerto Rico, al cerrarnos las puertas en el partido político en el que militábamos, donde nos llamaban “los Auténticos”.

“Sencillamente nos prostituimos, juez, en el sentido de cómo levantar fondos para llegar a pagar lo que estaba costando... anuncios de radio, televisión, en partes de prensa, comprar anuncios de una página completa”, señaló.

“Y lo que nos llevó a gastar tanto dinero, que nos dimos cuenta que lo podíamos levantar al usar nuestra posición en el Senado de Puerto Rico. Con las mismas personas que decían que eran nuestros amigos y que estaban colaborando con nuestras campañas, y que se ofrecían a dar lo que quisiéramos: quedarnos en apartamentos en Miami, Nueva York, La Romana; usar sus yates privados y a pedir la cantidad de dinero que necesitáramos...”, sostuvo. De ahí, agregó, llegó el punto que se dio cuenta de que ese poder lo podía usar para su beneficio personal.

Dijo que cuando fue encarcelado, el 4 de diciembre de 2008, estuvo cuatro días en calabozo y comenzó a pensar qué hacer para erradicar ese mal que había “corrompido su espíritu y su honra”.

“Mi abogada llegó y me dijo que había unas personas que no querían que hablara y que no hiciera nada para afectar al Gobierno, que me ayudarían y me protegerían”, acotó.

“En un segundo pensé, eso que me piden ellos es lo que me llevó a estar en la cárcel”, aseveró.

El 21 de enero de 2009, 51 días después, dijo: “En esta misma sala acepté mi culpa y firmamos el acuerdo. No he hecho nada más que ayudar al Gobierno en todo...”.