Dos reos, adscritos a la brigadas de ornato del Departamento de Corrección que colabora con el programa “Fortaleza para ti”, fueron detenidos a su retorno a la cárcel de Guayama tras ser olfateados por la unidad canina adiestrada para detectar contrabando. ¿El resultado? Los reclusos llevaban introducidos en sus rectos unos paquetes que, aparentemente, dieron positivo a marihuana.

Los hechos ocurrieron el pasado jueves luego que los confinados culminaran su jornada de ayuda y mantenimiento comunitario en  un sector en Toa Baja.

“Ellos trabajaron ese día a través del programa de la Fortaleza y cuando por la tarde llegaron a la cárcel de Guayama 945, los perros de la K-9 detectaron que tenían algo. Eso pasó en el área de admisiones durante un registro rutinario”, dijo una fuente a Primera Hora.

Luego que el perro  detectó el posible contrabando se orientó a los reclusos a que tendrían que ser sometidos a un registro desnudo en una celda conocida como “paridora”, la cual se distingue por no tener servicio sanitario.

“Por lo general, en estos casos se les solicita que , voluntariamente, expulsen lo que tengan adentro. Si se niegan se pide una orden al tribunal y se les lleva al hospital para realizar Rayos X”, dijo la fuente.

Indicó que en esta ocasión los reos, por voluntad propia, evacuaron los paquetes que supuestamente dieron positivos a marihuana.

Primera Hora hizo gestiones  para obtener una reacción del Departamento de Corrección y Rehabilitación, pero al cierre de esta edición no se había recibido respuesta.   

Por años han surgido serias preocupaciones por parte de Corrección ante la creatividad que tienen algunos confinados a la hora de ingresar contrabando a las cárceles. 

Han sido múltiples los esfuerzos de la agencia  para reforzar su seguridad, al extremo que en 2013 estrenaron la llamada “silla chota”, una herramienta diseñada para detectar objetos ocultos en cavidades corporales como abdomen, vagina, recto y boca.

En cambio,  la verdad es que han ido en incremento  las organizaciones criminales lideradas por reos que se dedican a introducir a las cárceles drogas y otros artículos ilegales.

De hecho, Primera Hora publicó que el extremo en este afán es a tal magnitud que algunos reos hasta alquilan sus cuerpos por entre $250 y $300 para entrar contrabando a las instituciones correccionales.

La forma de introducir objetos dentro del cuerpo para transportar drogas varían. Unos utilizan plástico, como bolsas, mientras otros prefieren envolver el artículo en un condón, con globos de cumpleaños o con cinta adhesiva que lubrican muchas veces con mantequilla.