Guillermo Cummings Vélez estranguló con sus propias manos a la enfermera Maritza Rodríguez Morales la tarde del 9 de mayo en su residencia con la ayuda de su pareja, Yamaris Lugo Rivera y luego, junto a Guillermo Cummings Irizarry dispusieron del cuerpo de la víctima lanzándolo a un río en el área de Hormigueros, según confesaron los tres implicados a la Policía.

En la vista preliminar contra Cummings Vélez, de 23 años, Cummings Irizarry, de 57 y Lugo Rivera, de 29, quienes enfrentan cargos por asesinato, apropiación ilegal y destrucción de evidencia, el agente Edgar Vélez Pérez, de la División de Homicidios, testificó que los tres acusados confesaron a través de declaraciones juradas el asesinato de Rodríguez Morales, de 24 años y residente en Sabana Grande.

En la audiencia ante la jueza Ivelisse Zapata Toro del Tribunal de Mayagüez, Vélez Pérez relató que el propio Cummings Vélez confesó haber estrangulado con sus manos a la víctima, quien trabajaba como ama de llaves en su residencia. Cummings Vélez fue también la persona que dejó el auto de Rodríguez Morales en el centro comercial Mayagüez Mall, donde fue encontrado por las autoridades, y acompañado por los otros dos acusados, condujo el auto en que cargaron el cuerpo de la occisa y lo lanzaron en un río en Hormigueros.

Según narró el agente, Cummings Vélez dijo que el 9 de mayo Rodríguez Morales llegó como de costumbre a su residencia a eso de la 1:00 p.m., preparó la comida a su padre, quien se encuentra en silla de ruedas, y luego se sentó a hacer unos trabajos de la Universidad.

“Él dice que una vez terminan esos trabajos, Maritza procede a pasar al cuarto de su papá y mientras arregla la cama, él pasa al lugar, se percata que ella está de espaldas, la agarra por el cuello y comienza a apretarle el cuello. Como ella estaba haciendo fuerza, comienza a taparle la boca con la otra mano”, narró el agente en su testimonio.

“Una vez el joven logra dominarla, caen al suelo y por un transcurso de cinco minutos se mantiene haciendo presión en el cuello hasta que entiende que está sin vida”, narró Vélez Pérez a preguntas del fiscal Omar Manfredy.

En cuanto a la participación de Lugo Rivera, el agente indicó que la mujer llegó al cuarto de su suegro, vio a su esposo estrangulando a Rodríguez Morales y que el atacante le pidió ayuda diciéndole que “me está mordiendo”.

La joven enfermera, de 24 años, intentó zafarse y logró pegarle una patada a Lugo Rivera, quien entonces le aguantó las manos mientras su esposo le cortaba la respiración.

Lugo Rivera, además, confesó en su declaración que subieron a la víctima a la cama y que Cummings Irizarry le pidió a su hijo que le quitara la ropa al cuerpo de la enfermera “para él tirársela”.

“Pero el joven Cummings Vélez le dijo que no, porque era una falta de respeto y su esposa estaba presente”, narró el agente.

Sin embargo, según la declaración de la acusada, ella y su esposo fueron luego al hospital porque sentían dolor de estómago y náuseas y dejaron a Cummings Irizarry con el cuerpo sin vida en su habitación.

Al regresar, la víctima se encontraba desnuda de la cintura hacia abajo, sin camisa y con el sostén suelto.

Según el testimonio del agente, luego de vestirla, colocaron el cuerpo en el baúl de un vehículo Hyundai Elantra color azul y los tres salieron a buscar un lugar dónde disponer del cuerpo hasta que lo lanzaron por el puente de un río en Hormigueros. Luego volvieron a su casa y se fueron a dormir, trascendió.

En un momento, mientras el policía narraba los testimonios de los acusados, ni Cummings Vélez ni su padre pudieron aguantar sus lágrimas y lloraron en silencio.

El agente encargado de la investigación dijo que, al otro día de los hechos, luego que ya se había notificado la desaparición de Rodríguez Morales, el propio Cummings Irizarry llegó hasta el cuartel en su silla de ruedas “para curarse en salud” y preguntar si ya había aparecido el cuerpo.

Los agentes pidieron entrevistar a su hijo y su pareja y fue Cummings Vélez, quien en medio del interrogatorio comenzó a llorar y confesó el asesinato.

De ninguno de los testimonios de ayer, se estableció el móvil del asesinato. No obstante, de la investigación inicial trascendió que la familia estaba molesta con la enfermera porque supuestamente colaboró en una investigación del Departamento de la Familia que culminó con la remoción del hogar de un niño de un año, nieto de Cummings Irrizary.

La vista de ayer constó solo del interrogatorio de fiscalía a Vélez Pérez. La jueza Zapata Toro citó para el próximo martes, 20 de junio la continuación de la vista con el contrainterrogatorio de la defensa.

A la salida de la sala, el fiscal Manfredy aseguró que el ministerio público cuenta con un sólido caso para encontrar causa contra los acusados.

“Senté lo que entiendo que va a ser mi testigo en esta etapa y se culminó con el examen directo... Estamos bien confiados con la prueba que tenemos”, destacó Manfredy.