La jueza Janette Perea López, del Tribunal de Bayamón, declaró culpable a Alberto García Merced, expareja de la joven Sherly Ann Goire Ávila, por el cargo de violación al Artículo 109 del Código Penal, por agresión agravada, y no culpable por los cargos de violencia doméstica y violar una orden de protección.

Hoy, cuando se presentaron los argumentos finales del caso, la defensa compuesta por Antonio Figueroa y Paulette Lartigau sostuvo en todo momento que esto se trató de "un accidente lamentable para ambas familias", y que durante el juicio no se comprobó que hubo intención de parte de García Merced de hacerle daño a Sherly Ann. 

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"Ella sabía que en ningún momento Alberto quiso hacerle daño", insistió la abogada. 

Mientras, el ministerio público, compuesto por los fiscales Juan Ayala y Gretchen Pérez, expresaron que sí hubo acción temeraria de parte del hombre al momento que ocurrió el incidente en el que su cervical sufrió una dislocación que la dejó cuadripléjica y con una ínfima probabilidad de 4 por ciento para volver a caminar.

Ayala dijo que la fiscalía nunca ha dicho que Alberto tenía intención de hacerlo, pero que sí estaba consciente de que le podía crear un daño en el área del cuello donde le hacía una llave conocida como Nelson. 

Insistió en que Sherly Ann decía “me duele” y él seguía ejerciéndole presión, hasta que le llevó la barbilla al pecho.

En tanto, Lartigau recalcó que el acusado, en todo momento, demostró que no quería hacerle daño y por eso insistió en estar con ella en todo momento, desde que fue llevada a un hospital en Bayamón, el 4 de junio de 2017, y luego cuando fue trasladada al Centro Médico de Río Piedras.

Los padres del acusado, así como los de la víctima estuvieron presentes en la sala 602 mientras se dictaminó el veredicto.

La sentencia será determinada el 1 de noviembre.

El veredicto de Sherly Ann

Fue el pasado 27 de agosto, que la mujer revivió los detalles del incidente que al momento la mantienen en una silla de ruedas.

Dijo que la tarde de los hechos la pareja compartió en un pasadía con BBQ en la casa de los papás de García Merced. Allí el ambiente fue de confrontación y se pasaron “tirando indirectas”. En un momento dado ella -que admitió a preguntas de la abogada Lartigau haber estado bajo los efectos de alcohol (cinco cervezas, específicamente)- quiso marcharse de la casa de sus suegros, pero él no la dejó porque podía ser peligroso, pues con anterioridad Sherly Ann había tenido un accidente automovilístico.  A través del contrainterrogatorio, la defensa llevó a Sherly Ann a responder con un “sí” que cada vez que “se daba las cervecitas hacía escenas de celos” a su pareja. Él, supuestamente, siempre resolvía estas “escenas” ignorándola.

El convenio el día de la barbacoa, según dijo Sherly Ann a preguntas del fiscal Juan Ayala, fue irse juntos hacia el lugar donde ambos residían para el 2017, en el barrio Guaraguao de Guaynabo. Al llegar a la casa, la pareja tuvo un nuevo encontronazo. Pero en esta ocasión hubo una agresión por parte de García Merced. “Él me empujó frente al balcón y caigo en unas matas”, expresó Sherly. Agregó que del golpe, recibió una cortadura en el brazo derecho. Este dato no fue revelado por la testigo en su declaración jurada inicial y fue una información que trascendió en la vista preliminar.

Luego subieron (vivían en un segundo nivel) al hogar y la discusión proseguía, incluso en el baño. “Yo le preguntaba, pero él me seguía ignorando. No me decía lo que yo quería oír… quería saber dónde estaba (dos noches antes) y por qué no me llamó… estaba desesperada por saber la verdad”, testificó.

Dijo que el coraje se apoderó de ella. “Pierdo el control y comienzo a agredirlo… él se baja para taparse la cara”, aceptó en sala la joven. Añadió que continuó golpeándolo, en esta ocasión en la espalda. Dijo que le estuvo dando con los puños a García Merced “como por dos minutos”.

Narró que en un momento dado su expareja -que estaba agachado evitando golpes- se levantó, la agarró, la volteó de espalda a él y metió sus manos por las axilas hasta llevarlas al nivel de su cabeza.

“Ahí empieza a hacer presión a mi cuello hacia abajo hasta que me hizo ‘clac’… automáticamente, mi cuerpo se apagó. No sentía mi cuerpo”, expresó. Dijo que le solicitó entonces García Merced que llamara una ambulancia. Éste llamó al 9-1-1, pero antes se comunicó con su papá. En ambas llamadas la alegación fue que Sherly Ann se había caído.

Para el próximo 26 de septiembre se fijó con las partes una vista para discutir asuntos de derecho respecto a la sentencia. La vista de sentencia será el 1 de noviembre en horas de la mañana.