Fajardo. - Un jurado compuesto por 12 ciudadanos encontró culpable esta tarde a los acusados del asesinato de la fiscal Franceslis Ortiz. 

Rafel Aponte y Daniel Vázque Cubilete, alias Pucho fueron hallados culpables por todos los cargos. 

En delito de asesinato fue por mayoría 11-1.

Francelis Ortiz fue asesinada el pasado 18 de enero mientras se dirigía a su casa en Río Grande.

Esta tarde, por primera vez en los nueve días de juicio que se llevaba contra los acusados, estuvo en sala su único hermano, Carlos Ortiz, quien compungido dijo que confía en que el jurado que examina el caso delibere con un veredicto de culpabilidad, proceso que podría comenzar tan pronto como esta tarde.

“Por lo que he visto de la prueba a través de ustedes (los medios de comunicación) entiendo que sí (son culpables) pero hay que dejarlo en manos del jurado… hay que darles su tiempo”, dijo Ortiz quien llegó a la sala de la jueza Gema González acompañado de su cuñado Fermín Arraiza.

Ortiz dijo que sus padres no asistieron al proceso de hoy porque para ellos “es emocionalmente muy difícil”. “Para mis padres es muy duro. Están entraditos en edad y preferimos que se queden al margen y esperar”, expresó.

A preguntas de Primera Hora el hermano de Francelis no quiso abundar en si coincide o no con las alegaciones de Arraiza, quien ha denunciado una y otra vez que la fiscal fue asesinada por “encargo” y no en medio de un intento de carjacking como sostiene el Ministerio Público.

“Eso está bajo investigación y  hay  que dejar que las autoridades hagan su investigación y lleguen a sus conclusiones”, respondió.

¿El FBI está investigando ese ángulo? , le inquirió este diario a lo que Ortiz contestó que “las expresiones públicas de mi cuñado (Arraiza) han sido así”.

Mientras, los trabajos en sala esta mañana estuvieron dirigidos en las argumentaciones finales del caso por parte de fiscalía y de los abogados de defensa.

En su turno, la fiscal Banessa Marcano, habló durante 57 minutos en los que prácticamente resumió lo transcurrido durante el juicio en el que testificaron un puñado de personas, entre ellas Arraiza quien detalló paso a paso lo agónico de aquella madrugada del 19 de enero cuando encontró el cuerpo malherido de su esposa dentro de su auto mini Cooper en la entrada de la residencia de ambos en el barrio Guzmán Arriba, de Río Grande.

De hecho, fue el testimonio de Arraiza uno de los más emocionales dentro del proceso judicial particularmente cuando explicó todo lo que hizo para tratar de salvar a su amada esposa. Dijo que al verla herida dentro del auto, rompió el cristal para accesar al mismo y la movió al asiento trasero. Luego, subió al segundo nivel de su casa a buscar a la hija de ambos, Camila (de cinco añitos), y la montó en el asiento del pasajero, mientras le decía que por favor no mirara hacia atrás. Evitaba que la chiquita viera a su madre moribunda.

La fiscal Marcano rememoró al jurado también el momento en que Arraiza explicó que salió a toda prisa de su hogar para buscar auxilio y fue así que llegó a una gasolinera donde había una patrulla policiaca con dos agentes que montaron a la familia en el vehículo oficial y llevaron a la víctima al Hospital de la UPR, en Carolina.

Le recordó también al panel que deliberará que uno de esos agentes que ayudó a Arraiza cargó a la pequeña Camila en sus brazos y la apretó a su regazo tratando de calmar la angustia de la niña que llamaba a su “mami”.

“Esa madrugada esa nena no esperaba el abrazo de un policía, sino el abrazo de su mamá”, dijo la fiscal a las 8 mujeres y 6 hombres (dos suplentes) que componen al jurado, quienes la escuchaban atónitos.

“Por culpa de estos dos acusados esta niña nunca será abrazada por su mama”, agregó Marcano al decirle al jurado que “Camila, merece justicia…merece que ustedes también la abracen”.

Mientras, el abogado Edmundo Ayala, representante de Vázquez Cubilete -quien según lo trascendido en sala, incluida su propia confesión, fue quien haló el gatillo y asesinó a la fiscal con un arma 9mm- trató de convencer al jurado de que la prueba presentada en el tribunal no prueba la comisión de delito de su cliente pues “hay dudas razonables”.

“Aquí lo que hay es prueba circunstancial. No hubo prueba directa o científica contra mi cliente”, dijo el licenciado al agregar que la única prueba que tiene fiscalía es el testimonio del testigo estrella, Alexander Serrano Figueroa, quien “admitió haber mentido cuatro veces”.

De hecho, cuestionó por qué si Serrano Figueroa se involucra en la escena, no figura entre los acusados. Ayala también destacó que no se ocuparon las armas homicidas en el caso.

Vázquez Cubilete y Aponte Peña encaran cargos de asesinato, violaciones a Ley de Armas y a la Ley Vehicular. Se les acusa de ultimar a la fiscal en un supuesto intento de carjacking, pero después de balear a la abogada, cuando llegaba a su residencia en el barrio Guzmán Arriba, en Río Grande, los individuos se marcharon sin llevarse nada.

Según la investigación de las autoridades, el día de los hechos, los acusados y otros cómplices salieron a robar e interceptaron a Ortiz Pagán cuando se aproximaba a su residencia a bordo de un vehículo Mini Cooper.

Los acusados, de acuerdo con la Policía, formaron parte de un grupo delictivo dedicado al hurto de vehículos y esa noche  salieron “a cazar” para tumbarse un carro. De acuerdo con la teoría policíaca, eso hicieron cuando dispararon y asesinaron a la joven fiscal.

En cambio, el viudo de la fiscal siempre ha puesto en duda esa argumentación al aseverar que el asesinato fue uno “de encargo”, vinculado a investigaciones de crimen organizado que tenía a su cargo Francelis y de irregularidades  que involucran a personal  de Justicia y a unos abogados de Humacao y San Juan.