El juicio contra parte de los 10 hombres acusados de abusar sexualmente a una niña de 11 años -quien quedó embarazada de uno de sus agresores- culminó ayer con un fallo de culpabilidad contra cinco de ellos y contra su madre, convicta por maltrato de menores. El padrastro de la niña fue sentenciado a 60 años en prisión por los hechos recientemente y otros dos varones involucrados fueron procesados en el Tribunal de Menores.

La jueza Berthaida Seijo, del Tribunal de Primera Instancia de Carolina, encontró ayer culpables de cargos de agresión sexual a Javier Ruiz Ramírez, Erick Rodríguez Morales, Agner Ruiz Martínez, Noel Rodríguez Correa, Ramón Correa Suárez. Todos enfrentan una posible condena de cárcel de 50 años. Mientras, la jueza determinó que Yomaris Ruiz Díaz, madre de la menor abusada, es culpable de Maltrato de Menores, en su modalidad de negligencia. La vista de sentencia quedó pautada para el 10 de julio.

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De otra parte, Edwin Boria Ramos y Janny Viera Plá fueron encontrados no culpables.

“Estamos complacidos con el resultado porque la jueza le dio validez al testimonio de la víctima… pudimos hablar con la nena y ella también está satisfecha con lo trascendido, siente que se le hizo justicia”, dijo a Primera Hora el fiscal José Marrero, quien llevó el caso junto a la fiscal Maritza Valero. 

Durante el juicio, que inició en septiembre de 2016 más de una decena de testigos -incluyendo a la niña, quien testificó mediante circuito cerrado- se reveló el clima cargado de drogas, alcohol, voyeurismo y perversión que enmarcó el escenario de la chiquilla que fue abusada por varios hombres, esto bajo el consentimiento de su padrastro y conciencia de su mamá, quien aparentemente no detuvo el abuso.

El testimonio de la agente investigadora María de Lourdes Pagán, adscrita a la División de Delitos Sexuales de Carolina fue clave en el juicio. Sus palabras dejaron estupefacto al público que escuchó la narración de eventos que la pequeña le dijo en una serie de entrevistas.

Y es que la agente manifestó que en más de una ocasión la niña le explicó el patrón de abuso sexual al que era sometida por familiares y amigos de su padrastro -quien también la violó- en una hacienda en la que residía la familia en Trujillo Alto.

En algunas instancias, según su relato, los tutores de la nena le daban de tomar cervezas antes de, prácticamente, lanzarla a los depravadores. 

En otra ocasión le dieron de fumar marihuana hasta que quedó “mareada”.

El abuso se dio en varios escenarios de la hacienda, incluyendo un “corral de puercos” y una “casa abandonada” que había en la finca residencial.

En al menos dos ocasiones, el padrastro de la menor observaba el momento en el que la niña tenía relaciones sexuales con sus amigos o parientes, al tiempo que se masturbaba.

Pagán dijo que la niña expresó que “su mamá no era responsable con ella” porque sabía todo lo ocurrido y nunca hizo algo.

De hecho, la menor mencionó que su progenitora dejaba que dos menores de edad -quienes enfrentaron un proceso en la corte de menores- pernoctaran en su habitación.

Agregó que cuando la madre supo que la niña estaba embarazada le dio a tomar en dos ocasiones “Panadol con malta (bebida) caliente” y que la menor sabía que era para provocarle un aborto.