El agente Roberto Marrero Aponte, quien tomó una confesión a Christopher Sánchez Asencio en torno al crimen de cuatro miembros de una familia en Guaynabo, ocupó hoy, miércoles, la silla de los testigos durante el tercer día del juicio que se ventila en la Sala 707 del Centro Judicial de Bayamón.

Sánchez Asencio está acusado por los asesinatos de Miguel Ortiz Díaz, de 66 años; su esposa, Carmita Uceda Ciriaco, de 45; la madre de ésta, Clementina Ciriaco López, de 73 y del hijo mayor del matrimonio, Michael Ortiz Uceda, de 15.

Los crímenes, por los que también está acusado José Bosch Mulero, quien será juzgado por separado, se registraron entre la noche del 17 de noviembre de 2014 y la madrugada del día siguiente.

Marrero Aponte, adscrito a la División de Homicidios de Bayamón, declaró que el 18 de noviembre de 2014 tomó servicio a eso de las 6:15 a.m. y cuando llegó a su oficina Sánchez Asencio estaba bajo la custodia de otro policía. El joven había sido detenido por agentes estatales mientras se encontraba una guagua Toyota Four Runner, frente a la residencia alquilada donde vivía con su madre, en la urbanización Versalles, en Bayamón.

El agente relató que después de tomarle los datos personales y de hacerle las advertencias de ley, Sánchez Asencio prestó primero una versión de los hechos en la que responsabilizaba a Bosch Mulero por los cuatro asesinatos.

En una primera versión, que el acusado escribió con su puño y letra, Sánchez Asencio alegó que no conocía a Bosch Mulero y que éste los asaltó en la residencia propiedad de Ortiz Díaz, en la urbanización Los Frailes, en Guaynabo, cuando él salía del lugar, después de pagarle $250 de una renta atrasada, correspondiente al alquiler de la casa que ocupaba con su madre en la urbanización Versalles.

El policía dijo, sin embargo, que Sánchez Asencio cambió la versión después de confrontarlo y de preguntarle por qué Bosch Mulero no le había disparado a él y por qué no había ido a la Policía a denunciar los hechos.

“Se queda callado y me dice que el individuo se llama José Bosch, que es de Versalles y que lo conocía hace tiempo…Después de volverle a leer las advertencias, comenzó a relatarme lo que había pasado”, dijo Marrero Aponte al responder preguntas de la fiscal Janet Parra Mercado, quien tiene a cargo la prueba del Estado en el juicio, en unión a la fiscal María del Mar Ortiz Rivera. El juicio por jurado, es presidido por la jueza Vivian Durieux Rodríguez

En la segunda versión, también de su puño y letra, y que fue mostrada al jurado al igual que la primera, el acusado confesó haber perpetrado los cuatro asesinatos y alegó que con la ayuda de Bosch Mulero, lanzaron por un puente al otro hijo adolescente de Ortiz Díaz, quien logró sobrevivir pero ellos no se percataron.

Las dos versiones de Sánchez Asencio fueron marcadas como exhibitts 2 y 3 del Ministerio Público. El abogado defensor, Orlando Cameron Gordon, intentó que la confesión no pasara al jurado, pero la jueza denegó la solicitud.

En un proceso previo al juicio, Cameron Gordon también intentó sin éxito la supresión de la confesión de su cliente como prueba.

Además de cuatro cargos de asesinato en primer grado, Sánchez Asencia enfrenta cargos por de tentativa de asesinato, robo, secuestro, así como varias infracciones a la Ley de Armas. Se le acusa de actuar en concierto y común acuerdo con Bosch Mulero, quien está acusado de los mismos cargos, pero será enjuiciado próximamente. Este proceso se encuentra en la etapa de selección del jurado. Ambos acusados permanecen sumariados en prisión.

En la confesión, Sánchez Asencio expresó que le debía a Ortiz $1,300 de renta atrasada; que le había dado $300, y que un mes antes, había tenido un altercado con el propietario de la residencia. “Desde julio de 2014 le tenía la casa alquilada y hace un mes él (Ortiz) fue a cobrar el dinero y me faltó el respeto de una manera que hasta la esposa se tuvo que meter y controlarlo”, detalla en la confesión.

En su segunda versión, el acusado dijo que fue con Bosch a la casa de Ortiz “con el pretexto de pagarle y así asaltarlos”. En la confesión sostiene que como parte “del plan”, acordaron quitarle la tablilla a la Four Runner, una vez entraran a la urbanización y cuando él saliera de la residencia, Bosch Mulero entraría y fingirían un asalto. 

Según la declaración, mientras él estaba tirado en el piso fingiendo el atraco, Bosch le hacía señas. “Todavía sigo pensando si lo hago o no. Es hasta que yo me dejo llevar por el mismo nerviosismo que lo apuñalo por el cuello… Bosch le pone tape dos veces en la boca y salgo con Miguel al área de la piscina. Me dice que lo perdonara, pero le digo que si lo hago me va a meter preso. Ortiz dice que no lo haga y en ese momento, por el desespero le disparo en el pecho”, dice en la confesión.

Señaló que Bosch Mulero lo ajoraba, mientras la esposa de Ortiz lloraba. “La suegra baja a la sala. Ahí le disparo a la esposa y a la suegra de Miguel. Las dos cayeron hacia el frente. El nene mayor estaba llorando. Ahí le decimos a los nenes que se limpien las manos. José Bosch les bajo ropa y se cambiaron antes de salir de la urbanización”, afirmó el acusado en su escrito.

Narró, además, que en la carretera hacia Aguas Buenas les dicen a los adolescentes que se arrodillen. “Le disparé al nene grande en la cabeza. Nos bajamos. Ahí ya no podía con la situación y le digo a Bosch, no puedo, hazlo tú. Ahí le digo al nene menor que me perdonara por todo. El nene se acuesta. Ya son las 2:39 y Bosch le dice que avance. Le digo que no podía y quedamos de hacerlo como si fuéramos a dislocarle el cuello”, indicó. 

“Antes intenté hacerlo con el cuchillo, pero me echaba para atrás. Él lo hizo cuatro veces, pero el nene no moría. Luego me dijo tíralo por el río y le dije, ni modo. Decidimos tirarlo y el nene sale corriendo. Mientras corría se resbaló, se cae. Lo paré y José venía con la guagua. Volvimos a llegar al puente y a la misma vez los dos lo empujamos al vacío”, detalló Sánchez Asencio en su confesión al agente Marrero Aponte. 

Añadió que después ambos se fueron a la Urbanización Versalles y Bosch Mulero le entregó los $250 que él le había pagado a Ortiz Díaz de la renta; otros $30, las cámaras de seguridad de la residencia del militar, dos laptops y dos máquinas de videojuegos.

Al final de la confesión, Sánchez Asencio detalla la ropa que llevaban las víctimas.

En el turno de preguntas del abogado Cameron Gordon, el agente Marrero Aponte, quien declaró durante todo el día, admitió que nunca le dijo a Sánchez Asencio de qué era sospechoso.

Cameron Gordon intentó impugnar la confesión con su línea de preguntas. El policía dijo que no le preguntó cuándo había sido la última vez que había dormido y si quería hacer gestiones para conseguir a un abogado.

Marrero Aponte tampoco le dijo al joven que tenía derecho a hacer una llamada, no le ofreció hacer la llamada y no le preguntó si había algún familiar presente porque “lo que quería era obtener la confesión”. Tampoco le preguntó si se sentía coaccionado o presionado, ni le explicó las consecuencias de renunciar a sus derechos.

“¿Teniendo dos versiones, usted no sabe cuál de las dos es la verdad?”, le preguntó el licenciado Cameron Gordon.

“No”, le respondió el agente.

El testigo no pudo decir a qué hora ingresaron a la cárcel a Sánchez Asencio y se admitió como exhibit de la defensa una hoja de condiciones de ingreso y egreso a la celda de Sánchez Asencio.

El juicio sigue mañana jueves a las 9:00 a.m.