Caguas.- El juez Daniel López González le impuso hoy un desacato con una fianza de $5,000, al comerciante Rafael Merced Almenas, dueño de los negocios Rafa’s Pub y Pico-Pollo, en cuyos predios ocurrió la llamada “Masacre de Aguas Buenas”, en la que murieron baleadas cuatro personas y otras seis resultaron heridas, el 3 de mayo de 2013.

El magistrado dijo que Merced Almenas desacató una citación de la Fiscalía para prestar testimonio en el juicio que se sigue en el Tribunal de Primera Instancia de Caguas contra José Gómez López, alias “Coco”, acusado por la matanza.

Merced Almenas estaba citado para hoy, pero el fiscal Phillipe Mesa le informó al juez que cuando los alguaciles fueron a entregarle la citación, el comerciante se negó a recibirla y firmarla. El juez lo volvió a citar para el 17 de febrero próximo.

“Si no comparece ese día, la fianza será entonces de $250,000”, advirtió López González.

La patóloga Irma Rivera Diez también estaba citada para hoy, en la continuación del juicio, pero la perito forense fue excusada por enfermedad. Rivera Diez quedó citada igualmente, para el 17 de febrero.

El juez le informó al fiscal y a la abogada defensora, Ana González Cabrera, que hagan arreglos porque ese día los trabajos comenzarán a las 2:00 de la tarde y podrían extenderse hasta horas de la noche. También dijo que el juicio se ventilará el 18 de febrero, durante todo el día.

En la balacera murieron Manuel Hernández Manzueta, de 55 años, Elizabeth Marín Cotto, de 45 años, su hija Griselda de Jesús Marín, de 17, y Luis Daniel González Torres, de 32.

Según la Policía, solo González Torres, conocido como “Danny Cabeza”, era el objetivo de los sicarios.

Esa noche, también resultaron heridos Miguel A. Cardona García, de 24 años; Neftalí Medina Correa, de 47; William Hernández Medina, de 53; Eliseo Rodríguez Ortiz, de 29; Héctor J. Rivera Resto, de 28; y Mayra Collazo Rivera, de 28.

Una testigo ocular, que ya declaró en el juicio, identificó al acusado como el hombre que abrió fuego con un arma larga contra el negocio Rafa’s Pub la noche de los hechos.

La mujer, de 47 años y quien está bajo el programa de protección de testigos, dijo que el acusado abordó una guagua en la que había dos hombres, que no pudo describir.

La testigo indicó que la matanza ocurrió ante sus ojos, porque estaba como pasajera en un auto estacionado frente a Rafa’s Pub, en espera de que un empleado del negocio trajera “las cuatro cervecitas” que su esposo había pedido para llevar ese viernes en la noche.