El patólogo forense Carlos Fernando Chávez Arias compareció este miércoles en la noche como testigo de cargo en el juicio que se ventila contra Aida de los Santos Pineda, y describió la aparente forma en que murió Georgina Ortiz Ortiz, esposa del exjuez asociado del Tribunal Supremo, Carlos Irizarry Yunqué.

El testigo de la fiscalía indicó que Ortiz Ortiz falleció entre 11:30 a.m. y 2:00 p.m. el 17 de agosto de 2010, lapso de tiempo en el que de los Santos Pineda e Irizarry Yunqué se encontraban aparentemente en el apartamento 5B del condominio Laguna Terrace en el Condado, San Juan, donde asesinaron la mujer de 72 años.

El trío almorzó en el apartamento ese día y poco antes de la 1:00 p.m. Irizarry Yunqué partió a dictar sus cursos de leyes en la universidad, donde una cámara de seguridad capturó su guagua entrando al estacionamiento a la 1:07 p.m., según la evidencia presentada en el juicio.

Para la fiscalía, la empleada doméstica participó en el asesinato de su jefa en concierto y común acuerdo con otra persona, quien no ha sido identificada.

De los Santos Pineda, por su parte, salió de trabajar ese día poco después de la 2:30 p.m. La hora exacta de su salida se desconoce porque el guardia de seguridad no documentó ese dato en la hoja de registro del Condominio.

El patólogo explicó que llegó a la conclusión de la hora de muerte, tras analizar el contenido gástrico en el estómago de la víctima y la rigidez cadavérica que mostraba su cuerpo al momento de examinarlo la madrugada del 18 de agosto.

En ese sentido, especificó que la víctima tenía un trozo de papa en su estómago por lo que se encontraba en las primeras dos horas de la digestión al morir y que a la 1:20 a.m. su cuerpo se encontraba se encontraba en el punto de mayor rigidez cadavérica.

Ante un jurado de nueve mujeres y tres hombres, así como tres suplentes, Chávez Arias concluyó que la víctima murió como resultado de una herida de unas cinco pulgadas en el cuello y por una asfixia por estrangulamiento.

Antes de morir, Ortiz Ortiz también aspiró sangre que llegó a sus pulmones, situación que contribuyó a su asfixia.

A preguntas de la fiscal Elba Acevedo Pérez, el patólogo explicó que llegó al apartamento 5B a petición de la fiscal que tenía una preocupación de que el cuerpo había sido acomodado a una posición que no era la original de la muerte.

Irizarry Yunqué, según el testimonio de su vecino Frank Funtané, también había expresado que su esposa se había suicidado al descubrir el cuerpo en el suelo del apartamento que compartían tras regresar de la universidad poco después de las 5:00 p.m.

Pero los patrones de salpicaduras de sangre en las paredes y el techo, la posición de las chancletas de la víctima y del cuerpo, que tenía el cuchillo debajo de la mano derecha, llevaron a sospechar al patólogo de que se trataba de un homicidio desde antes de voltear el cadáver y notar la herida en el cuello.

"Es imposible pensar que una persona se suicidó iba a dejar un patrón de salpicaduras de sangre tan aleatorias", precisó el testigo.

Como parte de la evaluación del cadáver, Chávez Arias descubrió que la víctima tenía abrasiones en sus rodillas compatibles con un golpe al caer al suelo. También tenía heridas en tres dedos de la mano derecha compatible con heridas de defensa y un golpe en el mentón, que pudo haber recibido mientras de defendía de sus atacantes.

Precisó que la herida en el cuello cortó la laringe, las cuerdas vocales y la vena yugular interna.

"No murió en el segundo que le hicieron el tajo, Demoró unos minutos", afirmó el patólogo forense.

Observó, además, que en ambos lados del cuello de la víctima había impresiones compatibles con las marcas de los dedos de las manos de la persona que trató de inmovilizarla.

"El escenario más probable es que haya estado frente a ella su atacante y una segunda persona tratando de manipular su cuello para reducirla", apuntó a preguntas de la fiscal.

La persona que estaba de frente le realizó la herida, mientras la otra la estrangulaba. En algún momento, la víctima cayó al suelo.

Afirmó que cualquier persona que tiene la fuerza para cortar un pollo crudo tendría la fuerza para realizar la herida que recibió la víctima y que desde el ataque hasta la muerte de Ortiz Ortiz pudieron haber transcurrido unos 15 minutos.

A preguntas de la fiscal Acevedo Pérez, su testigo declaró que después de esta herida la víctima no podía hablar "porque tenía las cuerdas vocales cortadas" y que tampoco pudo haber estado parada por un tiempo prolongado porque la herida provocó "un sangrado y un dolor intenso que te hacen colapsar".

Con estas preguntas, la fiscal buscó impugnar la versión que de los Santos Pineda ofreció a la agente investigadora del caso, Ormarie Roque, en la que señalaba que la tarde de los hechos cuando regresó al apartamento tras bajar a buscar unos encargos que el exjuez nunca trajo, su jefa le abrió la puerta con una toalla en el cuello, mientras un poco de sangre bajaba por el cuello.

Al abrir la puerta Ortiz Ortiz supuestamente le indicó a su empleada doméstica: "No me toques, que Carlos me tendió una trampa".

El juicio sigue el viernes con el contrainterrogatorio de la defensa.