Edwin "Bebo" Torres Osorio fue sentenciado a cumplir 19 años de prisión por su participación, junto con otras tres personas, en el "carjacking" que llevó al asesinato del publicista José Enrique Gómez Saladín.

"Si no hubiese cooperado, hubiese sido sentenciado a menos de 30 años, pero más de 24 años (penas a los que fueron sentenciados los tres coacusados en este caso). Pero no puedo subestimar que este fue un horrendo y tortuoso crimen... Este es uno de los peores crímenes que he visto en mi carrera", expresó el juez federal Daniel R. Domínguez al momento de sentenciarlo, dado a que no acogió la pena recomendada por las partes de entre 15 y 18 años de cárcel.

En medio de la lectura de sentencia, el hoy convicto pidió perdón a la familia. Mientras, la viuda, Nadya Ruiz, dijo que no lo vieran como un "héroe" por cooperar en el caso y que lo trataran igual que los demás tres coacusados.

Ruiz, entretanto, le indicó al juez que "considero que hemos sido lo suficiente pateados. Esta persona no es un héroe. Yo no quiero que aquí se olvide que esta persona tuvo la oportunidad de retirarse a tiempo, pero se quedó hasta el final. No conforme con eso, fue el que brincó de cajero en cajero (automático) tratando de sacar dinero (con tarjeta del perjudicado). Fue la persona que pagó $10 a un usuario de drogas para que su cara quedara grabada en el cajero. Fue la persona que con las otras dos (coacusadas) fue a Guavate a ocultar lo que habían hecho".

"Quiero que quede claro que él no se entregó por cargo de conciencia o remordimiento ni por seguir el buen consejo de su familia. Él se entregó, porque está mejor dentro (de la cárcel) que afuera. Su familia está fuera de la barriada (Morales, en Caguas), porque su propia gente los obligó y ninguno de ellos puede desmentir eso porque saben que es la verdad", agregó.

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"Considero que hablar de participación aquí es ridículo. Para mí, él es tan culpable como los otros tres y no merece trato diferente al que se le ha dado a los demás... En honor a la verdad, esto que se va hacer con esta persona (darle una sentencia menor) no es justo. Estamos hablando de una vida, no estamos hablando de un carro. Estamos hablando de mucho sufrimiento de mucha gente... No creo que 18 años compense una vida. Para él, eso acabó esa noche. Pero para los que sobrevivimos, esto lo vamos a vivir todos los días. (Pausa, llorosa). No merece ser tratado diferente. No es un héroe. Es un asesino, tan asesino como los demás", concluyó Ruiz.

Fue entonces que el juez Domínguez le indicó a Ruiz que tenía que tomar en consideración su cooperación, porque sin la misma, el caso posiblemente no se hubiese esclarecido.

"Si la corte no hace nada con los cooperadores, nadie va a cooperar, porque no van a recibir nada a cambio... Esto, (su confesión), sacó todo a la luz para que todos aceptaran el crimen. Él ayudó a resolver el crimen, porque ya no habían ni huellas dactilares", le indicó el juez a Ruiz, quien procedió a sentarse en sala mientras lloraba.

Al momento de la alocución de Torres Osorio, el juez le recalcó: "Usted tiene suerte, porque fueron sus padres los que lo llevaron a cooperar".

"Quisiera decir algo a los familiares de la víctima. Pedirle disculpas, ya que me siento súper arrepentido de lo sucedido. Pude haber intervenido, pero por cobardía, no intervine. Sé que nadie les puede devolver el ser querido que perdieron, pero estoy bien arrepentido. Espero recibir el perdón de ustedes algún día. Hice lo que pude para hacerle justicia a la víctima. A mis padres, los amo un montón, por favor cuiden de mis hijas", expresó Torres Osorio, de 24 años.

Tras escuchar a ambos, Domínguez recesó por breves minutos antes de emitir la sentencia.

Según indicaron la fiscal federal Julia Meconiates y el abogado Giovanni Canino, de la Oficina del Defensor Público federal, Torres Osorio acudió a las autoridades y confesó los hechos ocurridos el 29 de noviembre de 2012, cuando actuó en concierto y común acuerdo junto a Rubén Delgado Ortiz, Alejandra "Pochi" Berríos Cotto y Lenisse "Prieta" Aponte Aponte para robar el Toyota Matrix del perjudicado, a quien golpearon hasta causarle la muerte en un paraje solitario en Guavate, en Cayey. Luego, quemaron el cadáver.

Delgado Ortiz y Berríos Cotto fueron sentenciados a 30 años de cárcel. Al primero se le señaló como el que golpeó y prendió en fuego a Gómez Saladín y a Berríos Cotto por ser la autora intelectual de los hechos. Aponte Aponte fue condenada a 24 años por ser catalogada como una "participante menor". Según la pesquisa, el 29 de noviembre de 2012 los acusados estaban en casa de Aponte Aponte ,cuando la mujer, que se prostituía, les contó que no tenía dinero suficiente para pagar la renta. Por ello, planificaron buscar un cliente que le pagara una deuda ficticia. Más adelante, Aponte Aponte esperó en la calle Padial, en Caguas, hasta que Gómez Saladín se acercó en su carro, y ella se montó al vehículo con Berríos Cotto y se marcharon del lugar por unos 25 minutos. Al regresar, Torres Osorio y Delgado Ortiz amenazaron al conductor para que le pagara a Aponte Aponte la supuesta deuda que se habían inventado. Delgado Ortiz tenía un rociador de gas pimienta en el bolsillo y lo usó para simular que tenía un arma. Bajo amenaza, el grupo llevó a Gómez Saladín a un cajero automático del Banco Popular, donde le obligaron sacar $400. Delgado Ortiz le dio el dinero a Aponte Aponte, quien le devolvió $100. Fue entonces que se llevaron a la víctima hasta una antigua prisión en Guavate, en Cayey. Según la denuncia, los hoy acusados iban planificando cómo lo matarían, preguntando: "¿Cómo lo hacemos? ¿Lo freímos, quemamos o le pasamos el carro por encima?". Poco después, el cuarteto compró gasolina y al llegar a la antigua cárcel en Guavate, torturaron, golpearon y quemaron a la víctima hasta causarle la muerte. Su cuerpo fue encontrado al día siguiente.