Con gritos de dolor se escuchaba ayer el reclamo de justicia entre los familiares y amigos de Agustín Javier Peguero, asesinado de un disparo en el pecho presuntamente a manos de un capitán de la Policía Municipal de San Juan, el viernes pasado en Barrio Obrero.

En la funeraria Marcos Arocho, en la avenida Borinquen en Santurce, donde velan el cuerpo, nadie podía creer que Agustín, que se dedicaba a trabajar y a jugar softball con su equipo Los Atléticos, había sido “asesinado” por lo que llamaron policías corruptos.

“¿Por qué no le vació la pistola en los pies? Si es un oficial de alto rango, ¿por qué, si tiene tanto entrenamiento, por qué no le tiró en el brazo en que tenía un bate para tumbarlo”, reclamó la hermana del difunto María Esther Peguero, quien vive en Tampa, Florida y viajó a la Isla para los servicios fúnebres de Agustín.

Junto a la mujer estaba la madre del fallecido, Ana Peguero, quien pidió una y otra vez justicia para su hijo. “No porque era mi hermano, pueden preguntar por ahí quién era Agustín Peguero, quién era ese pelotero que tenía un equipo de pelota, nadie, aquí en Puerto Rico, en más de 20 años que vivimos aquí, nadie va a decir nada negativo de mi hermano, ni de nosotros, lo contrario”, dijo la hermana.

“Era honrado, serio y trabajador y le quitaron la vida injustamente”, indicó entre lágrimas Justo Rodríguez, quien se encontraba en Santo Domingo cuando se enteró de la noticia y viajó a Puerto Rico el sábado para estar con la familia.

Según se ha ido armando el rompecabezas de lo que ocurrió la madrugada del viernes en la calle San Antonio, Agustín llegó a una residencia -que tiene escrito en una de sus paredes que es una iglesia- para reclamarle a la persona que vive allí y, que alega ser un pastor, un dinero que le debía a su madre.

Según indican los vecinos de la supuesta iglesia y que estaban en la funeraria ayer, el supuesto pastor acostumbra “explotar” a los dominicanos dándoles trabajo para luego no pagarles. No especificaron qué tipo de trabajo es el que les consigue, pero sí que muchos han caído en la trampa.

A esa hora, Agustín llamó a su madre, quien estaba visitando a su hija en Tampa para que le diera el nombre completo del hombre para denunciarlo. Luego, él mismo llamó a la Policía para que llegara al lugar para someter una querella.

Agustín, vestido con el uniforme de pelota y con bate en mano, comenzó a golpear una de las ventanas de la residencia para que saliera el hombre al que buscaba. En eso llegó la Policía y, según los testigos, Agustín fue hacia ellos con bate en mano.

Allí, recibió el disparo en el pecho y, aparentemente, luego fue esposado por los oficiales. El disparo, se alega, vino del capitán Ismael Rivera, en defensa personal.

Sin embargo, para José Rodríguez, del Comité Dominicano Pro Derechos Humanos, la escena es clara y lo que ocurrió el viernes fue una cruel violación de derechos.

“Cuando usted quiere neutralizar una persona, usted le dispara en un pie o en una pierna y yo quiero decirle a la alcaldesa (de San Juan, Carmen Yulín Cruz) que aquí se votó para que se acabara el abuso, y no se ha acabado porque esto fue un asesinato”, dijo.

“El martes tenemos una reunión con el director del FBI y le vamos a pedir que sea el FBI el que investigue este caso porque ya no creemos”, dijo Rodríguez molesto porque entiende que la alcaldesa de San Juan les ha fallado al pueblo dominicano y ha permitido que la Policía Municipal siga persiguiéndolos como en los 12 años de la administración de Jorge Santini.

Agustín dejó a un niño de 14 años y una niña de 12 niño. Sus restos descansarán en República Dominicana.

Mañana, al mediodía, diferentes equipos de béisbol junto a miembros del Comité, llevarán una protesta frente al municipio de San Juan.